Javier Fernández Quesada y la huelga general
12 de diciembre de 1977
12 de diciembre de 1977
"Los antidisturbios nos disparaban con balas de goma y botes de humo, nosotros respondíamos tirando piedras. En un momento determinado un grupo atravesó un camión cisterna fuera del campus. La Policía Armada lo quitó y, a partir de aquel momento, remitieron los incidentes. La mayor parte de los estudiantes se marcharon. En ese momento, se produce la retirada de las fuerzas de la Policía Armada e hicieron su aparición un grupo de Guardias Civiles, quienes desde las calles próximas al Campus comenzaron a disparar. Cuatro o cinco de ellos entraron en el Campus, mientras seguían disparando. Se desplegaron frente al edificio principal y, sin que fueran hostigados por nadie, disparaban hacia la fachada principal y hacia uno de los laterales. No dieron aviso alguno, ni disparaban al aire, a veces apuntaban con el arma al hombro. Al principio no pensábamos que fuesen balas de verdad, pero los impactos nos convencieron de la gravedad de la situación".
"Vi como Javier caía tocado de muerte. Yo mismo acudía a recogerle, le introdujimos en la Universidad y le dejamos casi en la misma puerta. Un estudiante de Medicina le examinó y en aquel momento justo expiraba. Los estudiantes gritaron para que la Guardia Civil cesara de disparar y uno de ellos salió con una bandera blanca, pero los disparos continuaban y tuvo que refugiarse en una columna. Siguió agitando el pañuelo y gritando. Cesaron los disparos contra la puerta y apareció otra persona con las manos en alto, que descendió la escalinata como para parlamentar con la Guardia Civil. Varios guardias le golpearon y le pusieron contra la pared, donde ya había otro detenido con las manos en alto. Entretanto continuaban disparando contra la fachada, cuatro estudiantes sacaban a Javier. Mientras los Guardias Civiles se llevaban, otro Guardia seguía disparando en dirección a la calle de la trasera de la Normal. Por fin también se retiró este Guardia sin ser hostigado por nadie".
La vida de Javier Fdez. Quesada, de 22 años de edad, nacido en Gran Canaria, estudiante de 2° curso de Biológicas, era fulminada de esta manera. Era el lunes 12 de diciembre de 1977 y así, varios testigos presenciales narraban la brutal y asesina respuesta que los cuerpos represivos y militares del Estado capitalista español en fase de "reforma política" y de "transición" de la dictadura franquista a la actual democracia burguesa, daba a las justas reivindicaciones de los sectores obreros, apoyados por la juventud y los estudiantes, en el marco de la Huelga General convocada para ese día por la Coordinadora de los Sectores en Lucha, organizados en los sindicatos de clase canarios -CCT, SOC, ATTyD y FASOU-, organizaciones sindicales que, tras distintos procesos, hoy forman parte de la Confederación Inlersindical Canaria. Transportes de Tenerife, S.L, Tabacos y el Frío, eran estos sectores.
Transportes de Tenerife, S.L,
propiedad del cacique y hombre fuerte de la UCD en Tenerife, Leoncio Oramas, estaban en huelga desde el 13 de octubre, luchando por la consecución de una empresa pública para el transporte interurbano en la isla, por garantizar el futuro laboral de todos los trabajadores y por el cumplimiento de los pactos y promesas incumplidos por los Dramas, Tabacos y Frío.
Los 4.000 trabajadores de 15 empresas del Tabaco
que había por aquel entonces, en huelga desde el día 14 de noviembre, se rebelaban contra los salarios de miseria, al tiempo que se enfrentaban a un proceso de reestructuración impuesto por el monopolio español de Tabacalera, que pretendía introducirse en el accionariado de las empresas canarias. Esta huelga acabó días después, con la imposición de un Laudo de Obligado Cumplimiento en el que se aplicó en lo salarial los nefastos Pactos de la Moncloa. Los obreros del Frío se encontraban en una larga y dura huelga que, entre otras, reivindicaban la readmisión de más de 100 compañeros despedidos. Javier fue la víctima mortal de las balas asesinas, pero hubo otras víctimas más, varios fueron los heridos ese día, entre ellos, Fernando Jaezurría, de 18 años de edad, estudiante de 1° de Farmacia, herido de bala en un brazo, o Nicolás, de 13 años, herido de bala en un hombro mientras observaba desde su colegio los acontecimientos, además de los heridos por los botes de humo y balas de goma, personas, la mayoría de ellas que eran ajenas a los hechos, algunas fueron alcanzadas cuando se encontraban en sus casas; y los numerosos detenidos y golpeados en las jornadas de luto y de lucha que se sucedieron a continuación. Canarias, que se encontraba en una aguda crisis y conflictividad social, fue invadida por más de 900 miembros de la Policía Armada -unos 300 en Gran Canaria y unos 600 en Tenerife-, cuyo comportamiento fue el de unas fuerzas de ocupación colonial. Esta fue la forma en que la que el Gobierno Español de Adolfo Suárez y Martín Villa como Ministro del Interior, y, Mardones Sevilla como Gobernador Civil -actual diputado de Coalición Canaria-, aplastaron las movilizaciones que se sucedieron en nuestro Archipiélago. Desde el estado español, llegó la solidaridad y las muestras de repulsa e indignación, así, se celebraron manifestaciones en Bilbao, Madrid, Barcelona, etc.., por citar solo algunas.
Aún hoy estos luctuosos hechos continúan sin esclarecerse y sin determinarse las responsabilidades penales, como tantos otros ocurridos en estos años a causa de las balas disparadas "al aire", en versión de los autores, y ésto, a pesar de contarse con la declaración de testigos presenciales. La jurisdicción ordinaria se inhibió en favor de la jurisdicción militar, que no hizo nada concluyente, y, la Comisión de las Cortes creada al efecto e integrada por la UCD, PSOE, Coalición Democrática (hoy PP) y el PCE, abrió una investigación que de nada sirvió. Muchas son las preguntas que quedan aún sin respuesta, entre ellas, ¿Fue el Gobernador Civil, Mardones Sevilla, -como máximo responsable de las Fuerzas de Orden Público- el que le dio la orden a la Guardia Civil para entrar en la Universidad disparando balas de fuego real?
El PSOE, el PCE, la UGT y CC.OO, dieron muestras por aquel entonces de su conversión en organizaciones sumisas a la monarquía y apéndices del estado capitalista opresor, al no sumarse a la Huelga General y oponerse a ella en las empresas y centros de trabajo, criticando públicamente en la prensa burguesa a los convocantes. Basta dar un repaso a la prensa de esos días para darse cuenta de ésto. Estas organizaciones ya habían pactado con la derecha y los restos del franquismo su aceptación de la "transición pacífica" a la democracia burguesa actual, reformando el régimen franquista sin romper con él. Este compromiso fue explicitado con la firma de los nefastos -para los trabajadores y sectores populares- Pactos de la Moncloa, por eso no querían correr riesgos apoyando huelgas generales conjuntamente con las organizaciones obreras y revolucionarias.
¡NI OLVIDAMOS, NI PERDONAMOS!
Fuente: brega nº 5, Enero - Marzo 1998