En unas declaraciones recogidas por la agencia local Fars, Sayarí destacó que “todas las partes de estos submarinos, incluido el casco, equipos de radar y sistemas de defensa han sido diseñados y fabricados en nuestro país”.
Estos submarinos “pueden evitar con facilidad el ser detectados, pues están equipados con tecnología para evitar el sonar, y pueden disparar misiles y torpedos simultáneamente”, según el alto mando militar.
Con estas tres nuevas unidades de sumergibles, Irán cuenta con entre 15 y 20 de estos submarinos de bolsillo, que según Sayarí mejoran la capacidad de defensa de las aguas territoriales y que están diseñados y fabricados para las características específicas de la zona marítima próxima a Irán.
En las dos últimas semanas, los militares iraníes han informado de varias novedades de equipamiento en su Armada, entre ellas el suministro de misiles tierra-mar adaptados para uso marino a sus buques.
También han informado de otros avances en su tecnología militar, en especial en materia de misiles de distinto tipo, incluidos los balísticos, y radares.
Ayer mismo, Sayarí afirmó que “la Armada Iraní es una fuerza estratégica y no marginal”, por sus avances en el desarrollo de naves, equipos y armamento de fabricación nacional, según la agencia oficial, IRNA.
Sayarí recalcó que Irán es un país “pacífico”, sin interés en “entrometerse” en asuntos de otras naciones, pero destacó que tiene barcos desde sus costas del Golfo Pérsico hasta el golfo de Adén, en el suroeste de la península Arábiga y las cercanías de Somalia, “para asegurar el tránsito seguro de petroleros y mercantes”.
Irán está en medio de una tormenta política debido a un “informe” difundido por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) el pasado 8 de noviembre en el que expresa una “profunda y creciente preocupación” por las posibles dimensiones militares de su programa nuclear.
Teherán ha negado que su programa nuclear tenga fines militares y recalcado que sus únicos objetivos son civiles y pacíficos, al tiempo que tachó de falso el informe del OIEA y aseguró que estaba dictado por EEUU e Israel, sus grandes enemigos.
Debido al informe del OIEA, el pasado lunes, el Reino Unido, EEUU y Canadá anunciaron nuevas sanciones contra los sectores financiero, petroquímico y nuclear de Irán, mientras la Unión Europea, impulsada por Francia, estudia también eventuales nuevas sanciones a Irán por su programa nuclear.
Incluso antes de hacerse público el informe del OIEA, personalidades de Israel y EEUU amenazaron con atacar instalaciones nucleares de Irán, lo que ha provocado una fuerte reacción en Teherán, que ha asegurado que su respuesta sería “contundente”.
Irán ha advertido de que los principales objetivos de su respuesta estarían en el territorio de Israel, en especial su central nuclear de Dimona, donde, según instituciones internacionales de estudios militares, los israelíes han desarrollado su programa nuclear militar y disponen de entre 200 y 500 bombas atómicas no declaradas.
Otros objetivos, según militares iraníes, serían las bases y buques de guerra de EEUU en Oriente Medio y el estrecho de Ormuz, por donde sale del golfo Pérsico un tercio del petróleo que consume el mundo y que los iraníes podrían cerrar, lo que podría llegar a causar una hecatombe económica de consecuencias impredecibles.