Miles de estudiantes argelinos consiguieron este martes lo que la oposición tradicional -un partido laico, defensores de los derechos humanos y sindicatos autónomos- al régimen del presidente Abdelaziz Bouteflika no ha logrado hacer en las nueve ocasiones en las que convocó protestas desde el 12 de febrero: manifestarse en Argel.
Los estudiantes iniciaron incluso una marcha hacia La Mouradia, el palacio presidencial, pero un impresionante despliegue policial se lo impidió. En los enfrentamientos con las fuerzas del orden hubo, según la web del diario El Watan, un centenar de heridos entre los jóvenes y 70 entre los antidisturbios. Decenas de estudiantes fueron también detenidos.
Unos dos mil estudiantes se dieron cita ante la sede de Correos, en pleno centro, para protestar contra la situación de las universidades, cuyos programas de enseñanza están, según ellos, inadaptados al mercado laboral.
Los antidisturbios, muy numerosos, les cercaron para impedirles moverse, pero, a diferencia de la oposición tradicional, los jóvenes consiguieron tirar las barreras metálicas con las que pretendían contenerles y obligaron a los policías a retroceder.
Los estudiantes iniciaron entonces una marcha hacia la jefatura del Estado, en los altos de Argel, a cuatro kilómetros de distancia, coreando eslóganes cada vez más radicales.
"¡Aumento de las becas!", "¡Harroubia bara!" y "Harroubia dégage!", gritaban al principio exigiendo la dimisión del ministro de Educación. Unos kilómetros más allá, el cortejo estudiantil, más numeroso que al principio, vociferaba: "¡Poder asesino!", "¡El pueblo quiere que caiga el sistema!".
"Somos ya entre 10.000 y 15.000 participantes", aseguraba entonces entusiasmado al teléfono Ahmed Zenati, un veinteañero que ayudó a convocar la manifestación a través de las redes sociales.
Las fuerzas de seguridad, que recibieron también refuerzos, les esperaban en la plaza El Mouradia -que lleva el mismo nombre que el palacio presidencial- donde se produjo la batalla campal en la que se detuvo la manifestación.
Aunque más llamativa, por la violencia con la que acabó, la protesta del martes es una más de las que a diario se producen en Argelia. El lunes fueron, por ejemplo, los llamados patriotas, los civiles que en la década de los noventa fueron armados para luchar contra los islamistas, los que se concentraron en la plaza de los Mártires.
Las huelgas son incesantes sobre todo en el sector público. El personal sanitario se acaba ahora de sumar al paro de los médicos hospitalarios que dura ya desde hace más de un mes.
El Gobierno, al que le sobran los medios, suele dar satisfacción a las reivindicaciones económicas. En el plano político solo ha cedido hasta ahora levantando el estado de excepción.
En los tres partidos de la llamada Alianza Presidencial que respalda a Bouteflika se empieza, sin embargo, a evocar una reforma constitucional. La oposición quiere que, como en Túnez, sea una Asamblea Constituyente la que redacte la nueva Carta Magna.