martes, 10 de septiembre de 2013

La democracia para los comunistas

La democracia para los comunistas


lenin
Pedro Pascual
Antes de nada señalar el acierto de la publicación del artículo “Política de masas y poder popular: estrategia para la unidad comunista y la revolución”1, por lo interesante que ha de resultar para los que nos llamamos comunistas. De igual modo su desarrollo teórico a través de las enseñanzas de Marx y Lenin, me ha animado el rememorar lo que para los comunistas es la Democracia – y en este caso, no es lo que es la Democracia para Lenin o para los que se denominan marxistas- leninistas, sino lo que debe ser para los comunistas, es decir, Lenin señaló lo que es la Democracia para los comunistas, no como opinión sino como hecho científico y por lo tanto, todo aquel que se consideré comunista y no este de acuerdo con las siguientes palabras de Lenin, no es comunista y esta faltando a la verdad – aunque en este caso las palabras de Lenin sobre la Democracia son igualmente interesantes para los comunistas como para los que no son comunistas – y especialmente para los revisionistas y reformistas de hoy, para aquellos que se proclaman “marxistas” y son meros socialdemócratas-, puesto que tienen la misma vigencia pasado un siglo:
“…claro está que no puede hablarse de “democracia pura” mientras existan diferentes clases, y sólo puede hablarse de democracia de clase. (Digamos entre paréntesis que “democracia pura” es, no sólo una frase de ignorante, que no comprende ni la lucha de clases ni la esencia del Estado, sino una frase completamente vacía, porque en la sociedad comunista la democracia, modificándose y convirtiéndose en costumbre, se extinguirá, pero nunca será democracia “pura”.)
La “democracia pura” es un embuste de liberal que embauca a los obreros. La historia conoce la democracia burguesa, que reemplaza al feudalismo, y la democracia proletaria, que sustituye a la burguesa…
La democracia burguesa, que constituye un gran progreso histórico en comparación con el medievo, sigue siendo siempre — y no puede dejar de serlo bajo el capitalismo — estrecha, amputada, falsa, hipócrita, paraíso para los ricos y trampa y engaño para los explotados, para los pobres. Esta verdad, que figura entre lo más esencial de la doctrina marxista, no la ha comprendido el “marxista” Kautsky. En este problema — fundamental — Kautsky ofrece “cosas del gusto” de la burguesía, en lugar de una crítica científica de las condiciones que hacen de toda democracia burguesa una democracia para los ricos…
Considerad el parlamento burgués. ¿Puede admitirse que el sabio Kautsky no haya oído decir nunca que los parlamentos burgueses están tanto más sometidos a la Bolsa y a los banqueros cuanto más desarrollada está la democracia?
Mil obstáculos impiden a las masas trabajadoras participar en el parlamento burgués (que nunca resuelve las cuestiones más importantes dentro de la democracia burguesa: las resuelven la Bolsa y los Bancos) y los obreros saben y sienten, ven y perciben perfectamente que el parlamento burgués es una institución extraña, un instrumento de opresión de los proletarios por la burguesía, la institución de una clase hostil, de la minoría de explotadores….
Nos gobiernan (y “ordenan” nuestro Estado) funcionarios burgueses, parlamentarios burgueses y jueces burgueses. Esta es una verdad pura, evidente, indiscutible, que conocen por experiencia, que sienten y perciben cotidianamente decenas y centenares de millones de seres de las clases oprimidas de todos los países burgueses, incluso de los más democráticos…
Kautsky no comprende esta verdad, inteligible y evidente para todo trabajador, porque “ha olvidado”, “ha perdido la costumbre” de preguntar: ¿democracia para qué clase ?2
Y estas palabras publicadas en Contra el revisionismo. La revolución proletaria y el renegado Kautsky podríamos complementarlas con las ofrecidas en El Estado y la Revolución, que son igual de clarificantes y actuales:
“… En la sociedad capitalista, bajo las condiciones del desarrollo más favorable de esta sociedad, tenemos en la República democrática un democratismo más o menos completo. Pero este democratismo se halla siempre comprimido dentro de los estrechos marcos de la explotación capitalista y es siempre, en esencia, por esta razón, un democratismo para la minoría, sólo para las clases poseedoras, sólo para los ricos. La libertad de la sociedad capitalista sigue siendo, y es siempre, poco más o menos, lo que era la libertad en las antiguas repúblicas de Grecia: libertad para los esclavistas…Democracia para una minoría insignificante, democracia para los ricos: he ahí el democratismo de la sociedad capitalista. Si nos fijamos más de cerca en el mecanismo de la democracia capitalista, veremos siempre y en todas partes restricciones y más restricciones… Estas restricciones, excepciones, exclusiones y trabas para los pobres parecen insignificantes sobre todo para el que jamás ha sufrido la penuria ni se ha puesto en contacto con las clases oprimidas en su vida de masas (que es lo que les ocurre a las nueve décimas partes, si no al noventa y nueve por ciento de los publicistas y políticos burgueses), pero en conjunto estas restricciones excluyen, eliminan a los pobres de la política, de su participación activa en la democracia. Marx puso de relieve magníficamente esta esencia de la democracia capitalista, al decir, en su análisis de la experiencia de la Comuna, que a los oprimidos se les autoriza para decidir una vez cada varios años ¡qué miembros de la clase opresora han de representarlos y aplastarlos en el parlamento! Pero, partiendo de esta democracia capitalista —inevitablemente estrecha, que repudia por debajo de cuerda a los pobres y que es, por tanto, una democracia profundamente hipócrita y mentirosa— el desarrollo progresivo, no discurre de un modo sencillo, directo y tranquilo “hacia una democracia cada vez mayor”, como quieren hacernos creer los profesores liberales y los oportunistas pequeñoburgueses. No, el desarrollo progresivo, es decir, el desarrollo hacia el comunismo pasa a través de la dictadura del proletariado, y no puede ser de otro modo, porque el proletariado es el único que puede, y sólo por este camino, romper la resistencia de los explotadores capitalistas. Pero la dictadura del proletariado, es decir, la organización de la vanguardia de los oprimidos en clase dominante para aplastar a los opresores, no puede conducir tan sólo a la simple ampliación de la democracia. A la par con la enorme ampliación del democratismo, que por vez primera se convierte en un democratismo para los pobres, en un democratismo para el pueblo, y no en un democratismo para los ricos, la dictadura del proletariado implica una serie de restricciones puestas a la libertad de los opresores, de los explotadores, de los capitalistas. Debemos reprimir a éstos, para liberar a la humanidad de la esclavitud asalariada, hay que vencer por la fuerza su resistencia, y es evidente que allí donde hay represión, donde hay violencia no hay libertad ni hay democracia… Democracia para la mayoría gigantesca del pueblo y represión por la fuerza, es decir, exclusión de la democracia, para los explotadores, para los opresores del pueblo: he ahí la modificación que sufrirá la democracia en la transición del capitalismo al comunismo….”3
Y no puedo finalizar sin decir que consideró vital para la estrategia para la unidad comunista y la revolución, que los comunistas, comprendan, expresen y expliquen las anteriores palabras de Lenin.