domingo, 25 de marzo de 2012

Libia: ¿el camino al genocidio?


Libia: ¿el camino al genocidio?



Por Maximiliano Sbarbi Osuna



Los islamistas de Al Qaeda se unieron a ex militares oportunistas y a milicias, provenientes de tribus que fueron relegadas, para conformar el nuevo gobierno de Libia. La ola de asesinatos, persecuciones y torturas contra clanes aliados de Gaddafi, negros inmigrantes y gays ha crecido durante este año, mientras que la ONU condena tibiamente estas violaciones a los derechos humanos, a pesar de haber previsto este escenario desde hace casi un año.

 Durante el gobierno de Gaddafi se acusó a algunos inmigrantes negros de ser usados como mercenarios por el régimen anterior. Lejos de haberse pacificado, la Libia posgaddafi presenta graves situaciones de violaciones a los derechos humanos, persecuciones étnicas, asedios a ciudades que fueron leales al régimen derrocado. Además padece las consecuencias de la guerra, como la existencia de presos políticos y miles de bombas y minas sin explotar.



Esta situación era previsible cuando la ONU condenó al gobierno de Muammar Gaddafi y aceptó mediante la resolución 1973 que la OTAN apoyara a los rebeldes del Consejo Nacional de Transición (CNT).



El nuevo gobierno está compuesto por ex militares gaddafistas, milicias de tribus relegadas durante cuatro décadas y combatientes de Al Qaeda que el gobierno anterior combatía con la ayuda financiera de Europa.



La exagerada demonización de Gaddafi y el apoyo económico y militar al CNT fueron implementados a conciencia, a pesar de que la ONU actualmente destaque el caos social que está viviendo Libia.



DETENCIONES, TORTURAS Y CIUDADES SITIADAS



El Comité Internacional de la Cruz Roja denunció que existen más de 60 centros de detención con alrededor de 8.500 presos políticos, que presuntamente fueron partidarios del anterior régimen.



Además, es corriente el acoso militar a diversas localidades, tales como Misrata y Tauerga cuya mitad de la población  tuvo que abandonar la ciudad por el acoso de las milicias gobernantes del CNT.



Actualmente, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU (CDH) ratificó que miles de habitantes permanecen en campos de refugiados, pero aún existen familias desmembradas que desconocen la suerte que corrieron otros miembros desde que los rebeldes derrocaron a Gaddafi.



Los habitantes de Tauerga son los descendientes de los esclavos llevados a Libia durante el siglo XVIII, a quienes Gaddafi protegía, por eso ahora son víctimas de acosos y persecuciones.



El sistema tribal que impera en Libia desde antes de la colonización árabe fue acomodado durante el gobierno de Gaddafi a su conveniencia. Varios clanes, aliados del ex hombre fuerte libio recibían beneficios, mientras que se mantenían relegadas a diferentes tribus que se opusieron a su gobierno.



La violencia impuesta por el CNT no impulsa a la OTAN a castigar al nuevo gobierno sino que está ansiosa por reactivar el flujo petrolero dejando de lado a los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que en su momento lograron ingresar al negocio abierto por Gaddafi y que se opusieron a la intervención militar.



RACISMO Y HOMOFOBIA OFICIAL



Un tercio de la población Libia es negra de origen subsahariano que llegó al país antes de la caída de Gaddafi con la finalidad de encontrar una mejor calidad de vida y de usar a Libia como puente para llegar a Europa.



Durante el gobierno de Gaddafi se acusó a algunos inmigrantes negros de ser usados como mercenarios por el régimen anterior, pero la estigmatización racial creció y se mantiene en el presente. Por eso, el brazo armado de la CNT persigue sin piedad a esta población, a pesar de que las organizaciones de derechos humanos no han encontrado pruebas que sustenten las denuncias ni tampoco las halló la ONU.



Por otro lado, el CDH denunció que el nuevo gobierno libio puede llegar a adoptar medidas coránicas en sus nuevas leyes de gobierno. Ya ha habido muestras de esto con la declaración de un funcionario del CNT con respecto a los homosexuales: “los gays amenazan la religión y la continuación y reproducción de la raza humana".



GUERRAS ÉTNICAS



Como suele suceder cuando cae un gobierno fuerte, que administraba un país multirreligioso o multiétnico como Yugoslavia o Irak, los odios latentes resurgen. Este es el caso de las comunidades que viven en el sudeste libio.



En la ciudad de Kufra, la tribu Toubu denuncia haber sido víctima de la discriminación durante el régimen de Gadaffi y el asedio por parte del clan Zwai.



A mediados de febrero, la etnia Toubu se armó para atacar a sus enemigos Zwai, que lograron el apoyo de tribus árabes provenientes de Chad y Sudán. La masacre dejó 113 muertos entre los primeros y 23 entre los segundos.



Kufra es un paso importante para los inmigrantes que cruzan el desierto del Sahara.



EL PAPEL DE LA ONU



La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, por un lado exige el alto el fuego en Siria, culpando únicamente de la masacre al gobierno de Bashar al Assad, en un intento de repetir el escenario libio.



Por otro lado, llamó a la OTAN a rendir cuentas sobre las víctimas civiles en Libia, como resultado de los siete meses de bombardeos.



Paralelamente, el titular de la ONU, Ban Ki-Moon brindó días atrás el apoyo a la transición democrática libia para que se conforme un Parlamento y se vote una nueva Constitución.



Parece cínico hablar de reforzar las instituciones democráticas, cuando la alianza que está en el poder está compuesta por miembros de clanes que buscan venganza, militares oportunistas y fanáticos religiosos.



La misma ONU, junto con decenas de organismos humanitarios alertaron sobre las constantes violaciones a los derechos humanos y la situación caótica y de persecución sin control que sucede en la Libia actual, gracias a la puerta que el organismo le abrió a la OTAN para que apoyara al CNT.



Sin embargo, la ONU insiste con la intervención en Siria, pero la situación degradante de Libia pasó a un plano menor, porque el trabajo principal ya ha sido cumplido el año pasado.