martes, 22 de octubre de 2013

"EL FIN DE LA DOCTRINA PAROT: ZORIONAK INES

EL FIN DE LA DOCTRINA PAROT: ZORIONAK INES La doctrina Parot era uno de los m...ayores obstáculos para el proceso de paz en Euskal Herria. Hace algo más de dos años, la izquierda abertzale abrió el camino hacia una convivencia normalizada y ETA anunció el cese de su actividad armada. El Estado español respondió con una oleada represiva, ignorando las recomendaciones de los mediadores internacionales. La reciente disolución de Herrira y la detención de 18 activistas es el último capítulo de una estrategia inspirada por la intolerancia y el cinismo. La reacción de la prensa y la clase política ante la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos refleja que el franquismo, lejos de ser un lejano recuerdo, continúa contaminando el presente. Todos los medios han rescatado imágenes de los atentados cometidos por el Comando Madrid en los ochenta, deplorando la sentencia de Estrasburgo. Son imágenes de enorme crudeza, pero casi nadie admite que esa violencia es la manifestación de un conflicto aún sin resolver. El Estado español debería haber utilizado el mismo criterio que el Reino Unido en el conflicto de Irlanda del Norte, aplicando una amnistía que posibilitara la paz y la reconciliación. El derecho de autodeterminación es una aspiración legítima que debe resolverse mediante una consulta popular. El pueblo vasco debe tener la última palabra. Entiendo la rabia de las víctimas de ETA, pero no su protagonismo en un complejo proceso histórico y político. Su dolor no es menos importante que el de las familias de Lasa y Zabala o el de otras víctimas de la guerra sucia. Rodríguez Galindo, Barrionuevo, Vera, Elgorriaga, Damborenea, Amedo y otros cabecillas del GAL cumplieron sentencias irrisorias. Fraga y Martín Villa, implicados en crímenes contra la humanidad, han disfrutado de una vejez tranquila, convertidos en héroes de la Transición. Los generales que protagonizaron el golpe de estado de 1936 nunca respondieron de sus crímenes. El general Manuel Gutiérrez Mellado ha sido homenajeado en infinidad de ocasiones, pese a ser uno de los jefes del Servicio de Información Militar y Policía Militar, un cuerpo que ejerció una feroz represión durante los primeros años de la postguerra, torturando y enviando a los consejos de guerra a los socialistas, comunistas o anarquistas que intentaban organizar una resistencia clandestina. Entre sus víctimas, se encuentra las famosas 13 rosas. Gutiérrez Mellado era una presencia habitual en los fusilamientos del Cementerio del Este, donde murieron al menos 4.000 personas. La impunidad de los crímenes del franquismo (aún hay 114.000 hombres y mujeres en fosas clandestinas) es una poderosa objeción contra los que se indignan con el fin de la doctrina Parot. Otro argumento nada desdeñable es la práctica ininterrumpida de la tortura en dependencias policiales. Sólo entre 1977 y 2007, siete mil personas presentaron denuncias por torturas en Euskal Herria, mayoritariamente contra la Guardia Civil. La violencia siempre es la expresión de un fracaso colectivo. Por eso, la excarcelación de los presos políticos vascos es un paso necesario hacia un futuro de paz y verdadera soberanía popular. Celebro que Inés del Río recupere la libertad, después de cumplir una larga condena, y espero que algún día se vacíen completamente las cárceles, permitiendo el regreso a casa de todos los presos políticos vascos. Rafael Narbona — con Natalia BarasVer más