lunes, 29 de abril de 2013

Carrillo Salcedo, aquel "maestro en derechos humanos"


Por Purificación González de la Blanca – Publicado en Canarias-semanal.org

 

 

 Tuve de profesor de Derecho Internacional a Juan Antonio Carrillo Salcedo, en la Universidad de Granada, en donde enseñaba a sus alumnos - recuerda PURIFICACIÓN GONZÁLEZ DE LA BLANCA - que el principio de NO INJERENCIA es la piedra básica del orden internacional (...).Tuve de profesor de Derecho Internacional a Juan Antonio Carrillo Salcedo,  en la Universidad de Granada,  en donde enseñaba a sus alumnos, entre otras cosas,  que el principio de NO INJERENCIA es la piedra  básica del orden internacional.

 

 Cuando comenzaron a atacar a Libia él era juez del Tribunal Penal Internacional. Con bastante información y los argumentos de peso que teníamos en Ojos para la Paz sobre  el monumental atropello que se estaba cometiendo  contra Libia, le escribí pidiendo su implicación  en el tema. No me contestó  (puede que se debiera a que ya estaba enfermo, es más: quiero pensar que su silencio fue debido a esa causa ). Mi desencanto fue monumental, porque él me inculcó ese principio de no injerencia, que llevo marcado en lo más hondo de mi.   Escribí también varias veces al Fiscal Moreno O,Campo, incluso hablé por teléfono con la responsable de su oficina.  Todo fue en vano. Con la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad en la mano, que solo autorizaba abrir un pasillo aéreo "para proteger a los civiles" de unos ataques de su gobierno tan falsos como las armas de destrucción masiva de Iraq, bombardearon hospitales, colegios, universidades, sitios históricos, barcos, rebaños de ovejas, hoteles, aldeas, barrios... destruyeron Libia y ocasionaron 75.000 muertos (y continúan). El país más próspero de toda África quedó reducido a escombros, por  entre los que pululan las bandas de mercenarios. Por supuesto, el petróleo se lo están repartiendo entre USA, R.U. y  Francia.  Hoy hay 2.000.000 de exiliados libios, con  algunos de los cuales una delegación de Ojos para la Paz ha mantenido reuniones y elaborado informes sobre su situación.

 

Lo que la autodenominada "Comunidad Internacional" y la OTAN han hecho con Libia no puede quedar impune.  No actuar es consentir y ser cómplices de esas bandas armadas.

1ª DE MAYO MANIFESTACIÓN. A LAS 11:00 HORAS DESDE LA PLAZA DE LOS ...PATOS DE SANTA CRUZ.


Por la mañana 1ª DE MAYO MANIFESTACIÓN. A LAS 11:00 HORAS DESDE LA PLAZA DE LOS ...PATOS DE SANTA CRUZ.

CONVOCAN: CGT, CNT, CSO TAUCHO, CSOA LA TABONA, AZARUG, EA CANARIAS, ASAMBLEAS ULL, BULLA, AMEC, ASAMBLEA CANARIA POR EL REPARTO DE LA RIQUEZA, REDESSCAN

Y por la tarde…

https://csoalatabona.noblogs.org/post/2013/04/28/1o-de-mayo-concierto-por-la-autogestion/

sábado, 27 de abril de 2013

La criminalización del independentismo en nuestra "libertad de expresión"

Rubén Jiménez Sánchez

La libertad de expresión termina cuando empieza a hablarse de independencia. ¿Por qué?
La libertad de expresión es casi un axioma en nuestra sociedad. Todo el mundo sabe lo que es, sabe que es buena y sabe que existe. Pero qué curiosa esta libertad cuando determinadas posturas no gozan de la tolerancia que este derecho debería conceder. Más curioso es aún cuando fuera de nuestro archipiélago no existe el tabú de hablar de independencia, e incluso aquí mismo hay movimientos que simpatizan con las luchas independentistas de otros pueblos. ¿Por qué?
Mi planteamiento viene a señalar la falta de equilibrio a la hora de posicionarse a favor o en contra de determinados status quo. Me refiero a que quienes defendemos la causa independentista de los territorios palestinos y saharaui, no hemos hecho un plan de viabilidad económica para justificar su soberanía. Para Canarias es conditio sine qua non. Con esto quiero criticar una manera de oposición a ultranza que está muy extendida socialmente y que vemos en dos ejemplos: por un lado contra el socialismo, entre los sectores populares "primermundistas"; por otro la independencia de Canarias entre esos sectores y aún peor, entre los que se autoproclaman abanderados de la izquierda revolucionaria. Hay quien asegura que Canarias no es comparable con el Sáhara y Palestina porque no sufre actualmente los genocidios de estos dos casos. ¿Debo entender entonces que sin violencia explícita no hay legitimidad en la independencia? ¿Si mañana acabara esa violencia en Palestina ya sería un legítimo territorio israelí? ¿Cuando Marruecos apruebe un estatuto de autonomía en el Sáhara ya no habrá nada más que reclamar?
Me voy a otro caso: América. Colonizados en tiempo y forma equivalentes a Canarias. ¿Fue la coyuntura lo que legitimó la independencia? ¿Podríamos hablar de una merecida independencia para Canarias en el siglo XIX? ¿O acaso estaría justificada la anexión de Guatemala al Reino de España a ver si mejora su situación socio-económica?
No quiero sentar cátedra (no puedo hacerlo), ni voy a ahondar en el debate por la independencia de Canarias, pero creo que es absolutamente visible la desventaja con la que contamos los canarios que creemos en ese modelo de estado, frente a otros movimientos similares del mundo. Somos los únicos que tenemos que presentar una encuesta de sentimiento nacional, tener un partido mayoritario, presentar un plan de viabilidad económica, buscar trescientos recursos naturales que garanticen la autarquía que nos exigen, tender puentes para unir geográficamente las islas, ser negros para justificar nuestra africanidad y cambiar nuestros apellidos para no ser sospechosos de ser mestizos. Todo esto para poder decir que Canarias debe vivir sin paternalismos ya en este tiempo y que podría ser más ágil, más productivo y, por qué no, más digno, decidir desde aquí sin fronteras pirenaicas ni de ningún otro tipo.
Esa es mi queja. Que el independentismo está criminalizado, que no gozamos de buena imagen, y que por eso tenemos el NO por delante. Después viene la búsqueda de argumentos por cualquier esquina con tal de no asumir jamás un “quizás”. Y de paso, que seamos nosotros, en nuestra propia tierra, quienes tengamos que "justificar nuestra respuesta" a quienes nos visitan.
¿Independencia, sí o no? Permítanme, al menos, el “deja ver” para poder debatir. Es curioso cuanto menos, que cueste más convencer a un canario de esta posibilidad, que a un foráneo.
Considero que para empezar a normalizar la discusión debemos romper el binomio independencia-fragmentación. Uno de los prejuicios sobre la independencia es que suena violenta. Se entiende como una ruptura, un punto y final y una separación absoluta y definitiva entre pueblos. Se puede ver la televisión española y viajar y vivir en tantas ciudades como se quiera aun en el caso de que Canarias constituya un gobierno soberano. Y ese gobierno puede tener tan buena relación con el gobierno español como buenos sean su entendimiento y su coyuntura, así como también los pueblos pueden coexistir con los lazos históricos que nos unen.
Un detalle despreciado en estos tiempos es que Canarias fue brutalmente colonizada por europeos desde el siglo XV, y desde entonces no terminamos de levantar cabeza. No se trata de basar la independencia en un acto de venganza por aquellos actos. Pero sí es cierto que me duele mucho la prescripción de esos delitos en la memoria del pueblo. No pido juicios ni condenas, pero anular de la memoria histórica un hecho que nos afectó desde hace poco más de quince generaciones hasta fechas muy recientes, no me parece justo. De esa manera me pregunto cuándo va a resultar ridículo recordar a las víctimas de la Guerra Civil española, a los muertos de Hiroshima y Nagasaki, a quienes cayeron bajo la bota del nazismo... La propia izquierda recuerda cada 12 de octubre la dignidad de los pueblos indígenas en América. Y recurro tanto a la denuncia a la izquierda porque es el desprecio que más me hiere, por considerarlo de mi propia casa.
La razón histórica, por tanto, no es para mí la forma en la que se sucedieron los hechos. Se trata de que Canarias no ha tenido jamás la oportunidad de decidir nada. En el siglo XV entraron aquí señores con ambiciones económicas en los tiempos de la fiebre europea, y sencillamente no se han marchado. Han pasado los años, se ha cambiado el monocultivo a explotar, se han escrito distintos textos modificando los detalles de nuestra política, ¿pero quiénes y en qué sentido los hicieron? Canarias ha vivido totalmente ajena a la realidad española excepto a sus leyes y hasta que la invasión cultural franquista nos cambió los términos y los conceptos. Hasta que el turismo nos convirtió en gallina de huevos de oro, aquí vivimos en un atraso y abandono mayor que en cualquier región española. Aun hoy sufrimos esa inercia. Hemos tenido mejores tiempos cuando a alguien le ha interesado sacar algo de aquí. Con Inglaterra vivimos un período de esplendor portuario en unos años en los que de España no conocíamos sino a su Rey. Si hasta bien entrado el siglo XX era “España” como denominábamos a lo que Franco nos enseñó a llamar "Península" como término integrador... La diferenciación histórica la encontramos en el Decreto de Guerra a Muerte de Bolívar en 1813, en la mención especial que en América tuvo el isleño frente al gallego ya en el siglo XX, y, para no ir más lejos, en cómo mi madre y sus compañeras en el almacén de empaquetado enviaban "pa' España" la tara del tomate.
Con esto quiero decir que nuestra españolidad histórica es cuestionable y no comparable con otros rincones del Reino. Solo en el ocaso del siglo pasado y en este es cuando la normalidad a golpe de franquismo primero y globalización después ha llegado a asentarse. No lo considero, por tanto, un "subnivel cultural", sino un nivel en si mismo. Nuestra españolidad es tan fuerte como lo sea la plantilla de la selección de fútbol, y eso para mí no es nación ni nada que se le parezca.
En cuanto a la economía, es muy común en las colonias pasadas y presentes el miedo al "qué van a hacer ustedes sin nosotros". Precisamente desvertebrar una estructura económica mediante el monocultivo de explotación y exportación es la mejor herramienta para crear ese vínculo forzado. Anular una economía haciéndola dependiente y frágil no es motivo para continuar esta relación realmente unilateral, sino para todo lo contrario: es la principal razón para cambiar ese patrón. La independencia no es fin sino medio. Es precisamente por nuestro actual estado, heredado y nada productivo, por el que debemos promover estos cambios. Los pésimos indicadores socioeconómicos que sufre Canarias refuerzan el planteamiento de que así no hemos sentado en cinco siglos las bases económicas de una sociedad fuerte.
Y los políticos de Canarias. ¿Qué podemos hablar de ellos? ¿Qué es la política en Canarias sino el modelo pactado e impuesto en la Segunda Restauración Borbónica (también conocida como Transición)? ¿Quiénes son los políticos que dirigen Canarias y los empresarios que la y los manejan? Solo hay que echarle un ojo a sus árboles genealógicos... Eso es un verdadero cáncer y hay que extirparlo de cuajo, pero eso también lo contemplo en mi idea de país. La política actual tal y como se concibe no tiene cosas buenas y malas. Es mala y tiene patas que hacen de buenos (sindicatos, instituciones...) y otros que ponen la cara de malos (grandes empresarios y dirigentes políticos).
Ya es tiempo de acabar con paternalismos. La realidad geográfica y socioeconómica de Canarias tiene demasiadas peculiaridades frente a la europea como para depender y esperar por sus leyes y excepciones. No veo motivo para no poder tratar aquí mismo esos asuntos, para plantearnos desde el kilómetro cero los retos que se nos presenten y cómo afrontarlos. Y luego, llevarnos tan maravillosamente bien como me puedo llevar yo con gente de tantas ciudades de España, cada cual con su bandera y su equipo, pero todos unidos por la condición de ser humano trabajador que lucha por una vida digna allí donde se encuentre.
Estamos mal, bastante mal. Y dentro de lo malo, lo peor es que no sabemos cómo vamos a estar cuando acabe el año. Es fácil acudir a la red y buscar datos sobre nuestra realidad actual, compararla con hace unos años, con otros lugares, con lo que se haría con otras maneras de pensar. La situación de Canarias necesita propuestas de cambio, y esta no debe ser para nada desdeñable.
Rubén Jiménez Sánchez
Gran Canaria, 8 de abril de 2013

IZQUIERDAS Y NACIONALISMO EN CANARIAS (II)

 
 
 IZQUIERDAS Y NACIONALISMO EN CANARIAS (II)


Francisco Javier Gonzaléz

14 abril, 2013

Hay dos características que son consustanciales al “comportamiento de izquierdas”. La primera es su “carácter introspectivo” y la permanente puesta en cuestión de todo lo existente, incluyendo a su propia esencia. Esa característica nos lleva de lleno a la segunda, el “racionalismo”, que la conduce a rechazar frontalmente cualquier planteamiento político fundamentado en principios “revelados” o de “orden superior” o “de inspiración divina” (praeterracional o supraracional) como sucedía en el Antiguo Régimen con el Trono (“todo poder proviene de Dios” San Pablo) que resucita con los fascismos como el español (Francisco Franco, Caudillo de España “por la gracia de Dios”). En este sentido la izquierda sería antignóstica más que agnóstica al no permanecer indiferente ante las pretensiones supraracionales.
Si pasamos ahora a la traducción estrictamente política de la dicotomía izquierda y derecha nos encontramos de nuevo con que lo que diferencia el concepto de “izquierda política” del de “sentimiento de izquierda” es la voluntad transformadora de la sociedad existente en el camino a una sociedad sin la división entre explotadores y explotados, mientras que su opuesta, la “derecha política”, vendría definida por su defensa del orden existente, y por lo mismo, de la permanencia de un sistema que permite la explotación de unos hombres por otros, de unas clases por otras. La izquierda, pues, para serlo de verdad, es siempre revolucionaria y la derecha, también para serlo, es siempre conservadora.
La Declaración de Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica (1776) puede considerarse, por ello, como un acto político de una izquierda primigenia, aunque aún innominada como tal, ya que, aparte del hecho de la Independencia en si misma, establece por primera vez políticamente la IGUALDAD entre seres humanos y su derecho a cambiar el sistema de gobierno, eliminando el Trono, sostén del Antiguo Régimen, y poniendo al ciudadano como detentador del poder: “Sostenemos que estas verdades son evidentes en sí mismas: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad”. Quince años más tarde, en agosto de 1789, la Asamblea Nacional Constituyente francesa aprueba dos leyes fundamentales: la abolición de los derechos feudales y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Es de nuevo el comportamiento de una izquierda política que adquirirá tal nombre solo un mes después.
La nueva nomenclatura “izquierda vs. derecha” va a nacer de la configuración inicial de la Asamblea, en que a la derecha del Presidente se sentaban los Fuldenses, mantenedores a ultranza del sistema de privilegios y castas del Antiguo Régimen, condensados en sus instituciones claves: el Trono y el Altar, mientras que a la izquierda de la presidencia se situaban los Jacobinos encarnando la defensa de la soberanía del pueblo sobre el tándem Trono/Altar cuando el diputado Jean Joseph Mounier, monárquico moderado al estilo inglés de la época, puso a votación la cuestión del “Veto Regio”. Probablemente esa situación de “izquierda” o “derecha” era algo más que un capricho topográfico del destino si tenemos en cuenta que la nobleza y la oligarquía se sentaba en las iglesias a la derecha del presbiterio y el pueblo llano a la izquierda y hasta Cristo, según reza el Credo católico, “está sentado a la diestra de Dios Padre” y que la mano izquierda es la “siniestra”, la “mano del Diablo” (recuerdo que en pleno franquismo se obligaba a los zurdos a aprender a escribir con la derecha atándoles a la espalda la mano prohibida). Va a ser esa posición lo que dé nombre a los diputados, políticamente organizados, que, bajo el lema de LIBERTAD, IGUALDAD y FRATENIDAD dan fin al Antiguo Régimen e inauguran la Edad Contemporánea en la Historia, alumbrando el concepto de Estado Nacional en que la soberanía corresponde a la Nación, esto es, al Pueblo, y es justamente a la luz de estos tres conceptos básicos donde tenemos que buscar las diferencias claves entre izquierda y derecha.
Para la derecha la idea de libertad va directamente relacionada con lo “individual” porque desde esta óptica la sociedad es solo la suma de los individuos -incluyendo siempre en lo individual a los individuos jurídicos como las empresas- libertad extendida fundamentalmente al “mercado” como referente supremo de la sociedad de derechas actual y limitada por las “Leyes”, independientemente de que estas Leyes sean justas o injustas, “Dura Lex, sed Lex”, leyes por supuesto modificables a su conveniencia como ha demostrado hasta la saciedad la llamada Unión Europea (Mercado Común Europeo) con los países PIG o del Sur y, sobre todo, en el caso de Chipre. Para la izquierda este concepto no es divisible y no debe tener más límites que el bien colectivo, porque pone el énfasis en la idea de que la sociedad es algo más que la suma de los individuos.
Esa visión de la sociedad -propia de la derecha- que hace del “interés del individuo” (sea persona física o jurídica) el bien supremo a alcanzar, es la que determina su concepto de igualdad, que pasa así a tener apellidos que la concreten: la “igualdad ante la Ley”, la supuesta “igualdad de oportunidades”…. logrando que ese interés individual –sobre todo económico- haga que unos sean más iguales que otros. Para la izquierda, que acentúa más el carácter social del individuo, la igualdad es un referente de aplicación general a todos los aspectos del modus vivendi – sociales, económicos…- que, al menos como horizonte utópico, se pretende alcanzar, por lo que parte del hecho de que las desigualdades históricas –por ejemplo, entre géneros- necesitan medidas desiguales para remediarlas. La fraternidades, para la izquierda, el medio de avanzar hacia la igualdad y se expresa mediante la solidaridad, mientras la derecha, que no parte de supuestos igualitarios, la considera como un acto graciable que se practica con aquellos a los que, de una u otra manera, considera inferiores en forma de caridad.
Sin entrar en las diversas versiones de la izquierda política, toda su formulación teórica arranca de Marx y Engels y se desarrolla luego por toda una serie de politólogos –aunque a Lázaro Carreter eso de “politólogo” le parece un neologismo mal construido- posteriores, a pesar de las desafecciones y urticarias que el término “marxista” parece despertar entre algunos de sus supuestos herederos, como la socialdemocracia española que aprueba en el 28º Congreso -en mayo del 79 con el 60% de los votos- una ponencia que expresaba: “El PSOE reafirma su carácter de partido de clase, de masas, marxista, democrático y liberal”, afirmación que provoca la dimisión fulminante de su Secretario General, Felipe González, y la inmediata convocatoria de un 28º Congreso “bis” cuatro meses después que certifique la “expulsión” de Marx del Partido y el “reingreso” de Felipe.
Si la socialdemocracia europea daba por muerto a Marx al inicio de los 80 y Gorbachov a mediados de la década -con la “Glasnost” y la “Perestroika”- inicia el fin de la URSS y, luego, la caída del Muro berlinés a finales de la década certifica la implosión del denominado “socialismo real” soviético, ¿habría con ello muerto el marxismo? ¿fue eso el triunfo total del capitalismo? El neohegeliano gringo, aunque de origen japonés, F. Fukuyama con su “Fin de la Historia y el Último Hombre” (1992 pero basado en un ensayo de 1989) afirma, nada menos, que la Historia Humana como lucha de ideologías –y de clases- ha terminado, al tiempo que la URSS, con el triunfo de los “valores occidentales de la Economía de Mercado” y que la única opción viable era la “democracia liberal” tanto en lo político como en lo económico, iniciando el llamado “pensamiento único” que nos viene a decir que las ideologías ya no son necesarias porque han sido sustituidas por la economía y, en palabras del propio autor: “Estados Unidos, es por así decirlo, la única realización posible del sueño marxista de una sociedad sin clases”. Ha nacido el neoliberalismo y el pensamiento “neocon” al que la socialdemocracia rendirá pleitesía y que hoy campa a sus anchas en la “democrática” Europa destruyendo lo que fue un nivel de vida convertido en un sueño de verano
Desde el mundo Latinoamericano y el Caribe, el “patio trasero” gringo, Eduardo Galeano plantea que para los oprimidos del mundo el supuesto “Fin de la Historia” significa realmente el desprecio total como destino: “Pero, si los imperios y sus colonias yacen en las vitrinas del museo de antigüedades, ¿por qué los países dominantes siguen armados hasta los dientes? ¿Por el peligro soviético? Esa coartada ya no se la creen ni los soviéticos. Si la cortina de hierro se ha derretido y los malos de ayer son los buenos de hoy, ¿por qué los poderosos siguen fabricando y vendiendo armas y miedo? El presupuesto de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos es mayor que la suma de todos los presupuestos de educación infantil en el llamado Tercer Mundo. ¿Despilfarro de recursos?¿O recursos para defender el despilfarro? La organización desigual del mundo, que simula ser eterna, ¿podría sostenerse un sólo día más si se desarmaran los países y las clases sociales que se han comprado el planeta? Este sistema enfermo de consumismo y arrogancia, vorazmente lanzado al arrasamiento de tierras, mares, aires y cielos, monta guardia al pie del alto muro del poder. Duerme con un solo ojo, y no le faltan motivos. El fin de la historia es su mensaje de muerte. El sistema que sacraliza el caníbal orden internacional, nos dice: “Yo soy todo. Después de mí, nada” ¿Fin de la historia? Para nosotros, no es ninguna novedad. Hace ya cinco siglos, Europa decretó que eran delitos la memoria y la dignidad en América –y en Canarias y en todas las colonias, añadimos nosotros- Los nuevos dueños de estas tierras prohibieron recordar la historia, y prohibieron hacerla. Desde entonces, sólo podemos aceptarla.”.(Galeano; 1992)
La visión de la derecha de que el “socialismo real” que impuso la burocracia soviética era ya el comunismo y el máximo desarrollo del socialismo, choca con la realidad del pensamiento marxista que, al partir siempre del marco material en que se está desarrollando, no es estático, y que, como la propia historia, es una categoría congruente, por lo que, al cambiar el marco material se producen desfases que obligan a replanteamientos, “revisiones” que, si se realizan en la dirección basada en los análisis correctos, no son negaciones sino desarrollos de las tesis anteriores, como en su día hicieron, entre otros, Lenin, Gramsci o Mariátegui. Ni el marxismo ni el comunismo han fracasado. Solo se abre una nueva etapa y, por ello, más prometedora. Coincido con Carlo Fabretti cuando afirma que la caída del Muro de Berlín “no fue el principio del fin sino el fin del principio. Con el desmembramiento de la URSS terminaba la fase primitiva, infantil, del llamado socialismo real y empezaba una nueva etapa de maduración y desarrollo”. El desplome total del pensamiento neocon al que estamos asistiendo en directo sí que es el Fin de “su” historia, la del imperialismo gringo y su cohorte financiera mundial. Requiem in pacem.
Nos queda por determinar la relación de estas “revisiones” del pensamiento marxista y de las izquierdas en general con el nacionalismo, que será objeto de otra próxima parte.
Francisco Javier González

domingo, 21 de abril de 2013

¿ 1º de Mayo, fiesta folclorica o lucha revolucionaria?

¿Primero de Mayo, fiesta folclórica o Lucha revolucionaria?



José Luís Valdés



El 1º de Mayo es un día de lucha que recuerda los tiempos en que la clase trabajadora, se levantó contra la burguesía capitalista por la conquista de ocho horas de trabajo.


Los trabajadores de Canarias y del mundo celebramos el 1º de Mayo, en el que hace 127 años, cinco trabajadores de la ciudad de Chicago EEUU, fueron vilmente ahorcados por el hecho de luchar por la jornada laboral de ocho horas. En aquellos tiempos los trabajadores y trabajadoras hacían más de 16 horas de jornada laboral para poder llevar el sustento a sus familias, aun así, pasaban hambre.


La lucha continuó tres años más tarde, hasta que se implantara la jornada de ocho horas para el trabajo, ocho para dormir y ocho para el ocio, estudio y el descanso.


En Canarias hoy día hay un retroceso de las conquistas conseguidas por los trabajadores en los últimos 30 años, por lo que es de suma importancia recordar a los mártires de Chicago.


La convocatoria conjunta de 1º de Mayo efectuado por la mayoría de los sindicatos considero que no va a ningún lado. Considero que es erróneo por parte de los sindicatos alternativos, nacionalista y de clase, ir junto con CCOO y UGT, ya que los interés teóricos y prácticos de“unidad” que tienen estos sindicatos vendidos al sistema, no son los mismos, que los que puedan tener los sindicatos nacionalistas de izquierdas, con lo cual, en la práctica quedará todo en “buenas intenciones”.


Las clases populares y trabajadora de Canarias en la actualidad están sufriendo una de las mayores agresiones a sus derechos laborales, económicos y sociales. Mientras esto sucede los sindicatos españolistas y vende-obreros CCOO y UGT pactan recortes y derechos con la patronal y los Gobiernos burgueses de turno, los cuales tratan de cargándose las conquistas conseguidas por la clase trabajadora durante cerca de medio siglo.


Con las llamadas reformas laborales de los últimos años iniciada por el PSOE y continuada por el PP, el pueblo canario y los trabajadores en particular han ido perdiendo derechos, logrando la burguesía y el Gobierno imponer condiciones infrahumanas económicos y sociales, comparables a los años más oscuros de la dictadura franquista.


Canarias igualmente sufre una doble explotación, por un lado  por su condición de colonia dependiente directa de España y Europa, por el otro, por el modelo capitalista neoliberal existente, que hace que los salarios estén por debajo de la media del Estado Español en un 19 %, exista un paro de más de 300.000 trabajadores y más de 600.000 pobres, lo que supone una cuarta parte de la población en condiciones de pobreza severa. Tenemos igualmente el mayor índice de delincuencia, la mayor corrupción, mayor porcentaje de drogadictos, mayor fracaso escolar y los peores servicios sociales del Estado. Igualmente, sufre las clases populares canaria las jornadas laborales más largas, mayor agresión a la mujer y al conjunto de los trabajadores. Por conveniencia la metrópoli hace la vista gorda a las arbitrariedades que los corruptos políticos burgueses, organizados en los partidos españolistas de PP, PSOE, CC (representantes directo de la oligarquía económica) reprimen y sojuzga cualquier lucha por condiciones más dignas para la clase trabajadora.


Si queremos acabar con las condiciones de explotación, y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras tenemos que conocer y tomar conciencia de lo que está sucediendo y comenzar a organizarnos en las calles, barrios y en las organizaciones anticolonialistas y revolucionarias que estén dispuestas a luchar por nuestros derechos sociales y nacionales, con idea de derrotar el capitalismo y crear una sociedad libre de explotadores y explotados.



¡¡¡Por un 1º DE MAYO Anticolonialista y Revolucionario!!!



 INDEPENDENCIA Y SOCIALISMO

jueves, 18 de abril de 2013

INICIATIVA COMUNISTA Y LA CUESTIÓN CANARIAS





 

Estimado compañero,

 

 

Todo lo referente a nuestra línea política internacional y líneas de acción concretas en este campo está recogido por escrito en el apartado "Antiimperialsmo y Solidaridad Internacional" de la página 50 a la 59 en los Documentos aprobados en nuestro III Congreso: http://iniciativacomunista.org/images/pdf/Documentos_P%C3%BAblicos_III_Congreso.pdf

 

En la cuestión de Canarias, diferimos del análisis de la mayoría de las organizaciones comunistas del Estado, caracterizándolo como una semi-colonia con una estructura económica y de clases dependiente y basada en el monocultivo (el turismo actualmente). Es por esto que reivindicamos la descolonización de las Islas Canarias,Ceuta,Melilla y el resto de territorios en África. (último párrafo de la página 50 de los Documentos"

 

Proclamamos y practicamos la Solidaridad Internacional activamente con las naciones del Estado español oprimidas, siendo el desarrollo de la solidaridad quizás mayor con Euskal Herria por la especial represión y los organismos de apoyo político que se han generado en torno a ello.

 

Estamos encantados de poder aclarar cualquier cuestión que nos solicitéis.

 

Un saludo comunista,

 

¡Honor y gloria a los comunistas canarios! ¡Honor y gloria a J.M Pérez Pérez y Guillermo Ascanio!


martes, 16 de abril de 2013

La lucha de clases se agudiza en Venezuela


Insurgente

Vicente Sarasa.

La lucha de clases se agudiza en Venezuela. De nuevo la Historia retoma la forma de tragedia de la que Marx hablara y expulsa todo intento de escribirla en clave de comedia. A la burguesía, “ni un tantico así”: diría el Che. Mientras el imperialismo domine las relaciones económicas, internacionales, militares, mediáticas, la democracia burguesa sólo puede ser democracia dejando de ser... burguesa; y los burgueses acompañen a los feudales en el museo de la historia de la explotación y la opresión.

Lo que está pasando en Venezuela no tiene por qué ser malo (con el permiso para expresarnos así que puedan darnos las víctimas del pueblo a manos de los fascistas) siempre que la revolución no olvide que gobierno y poder no son sinónimos.

Capriles es un delincuente. De clase. El imperialismo es un delincuente que lo que no puede por un lado lo intenta por otro. El País es un delincuente: sólo hay que leer sus portadas. Y a los delincuentes... relación de fuerzas. Por cierto, una vez más: la responsabilidad de la agresión oficial desde Madrid y El País es nuestra. Solo es nuestra. Es nuestra tarea ver cuánto no cumplimos aquí para relajar la presión a la Venezuela revolucionaria. ¿También es culpa de Maduro nuestra falta de madurez antiimperialista?

Decía Lenin que los amigos se conocen en las dificultades y derrotas. ¡¡A desarrollar el movimiento antiimperialista aquí!! Desde donde estemos. Escalón tras escalón.

Ojo con aquellos que solo apoyan las revoluciones cuando solo buscan beneficios de pose. No olvidemos a los Saramagos de turno que a la mínima se pusieron contra Cuba. La revolución no es una fiesta. O mejor dicho: la fiesta está en trabajarla de forma continuada y sin aspavientos. Barro a barro. Barrio a barrio.

El triunfo de la revolución no se mide por porcentajes electorales. Que se lo pregunten a Allende, a Jacobo Árbenz (Guatemala), al Frente Popular del 36. En el contexto de la grave crisis sistémica capitalista e imperialista, no tiene por qué ser peor para la salud de la revolución en Venezuela haber ganado (electoralmente) por la mínima. No estamos allí para asegurarlo, pero hay crisis que anticipan victorias. Y tipos de victoria que anticipan derrotas. Algunos no estamos especialmente disgustados. Todo depende de cuán sea representativa del poder popular la foto de la última página de nuestro último número de la revista Cuba+ (http://cadizrebelde.org/images/stories/PDF/cuba2.pdf)

Viva Venezuela antiimperialista y socialista. Hoy más que nunca con ella.

lunes, 15 de abril de 2013

Izquierdas y Nacionalismo en Canarias (II)

¿Qué diferencia a la "izquierda" de la derecha? ¿El marxismo ha muerto, como postula la socialdemocracia o el pensamiento neocon y neoliberal? ¿El derrumbe de la URSS significó como afirma Fukuyama el "Fin de la Historia"?
Hay dos características que son consustanciales al “comportamiento de izquierdas”. La primera es su “carácter introspectivo” y la permanente puesta en cuestión de todo lo existente, incluyendo a su propia esencia, característica que nos lleva de lleno a la segunda, el “racionalismo”, que la conduce a rechazar frontalmente cualquier planteamiento político fundamentado en principios “revelados” o de “orden superior” o “de inspiración divina” (praeterracional o supraracional) como sucedía en el Antiguo Régimen con el Trono (“todo poder proviene de Dios” San Pablo) que resucita con los fascismos como el español (Francisco Franco, Caudillo de España “por la gracia de Dios”). En este sentido la izquierda sería antignóstica más que agnóstica al no permanecer indiferente ante las pretensiones supraracionales.
Si pasamos ahora a la traducción estrictamente política de la dicotomía izquierda y derecha nos encontramos de nuevo con que lo que diferencia el concepto de “izquierda política” del de “sentimiento de izquierda” es la voluntad transformadora de la sociedad existente en el camino a una sociedad sin la división entre explotadores y explotados, mientras que su opuesta, la “derecha política”, vendría definida por su defensa del orden existente, y por lo mismo, de la permanencia de un sistema que permite la explotación de unos hombres por otros, de unas clases por otras. La izquierda, pues, para serlo de verdad, es siempre revolucionaria y la derecha, también para serlo, es siempre conservadora.
La Declaración de Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica (1776) puede considerarse, por ello, como un acto político de una izquierda primigenia, aunque aún innominada como tal, ya que, aparte del hecho de la Independencia en si misma, establece por primera vez políticamente la IGUALDAD entre seres humanos y su derecho a cambiar el sistema de gobierno, eliminando el Trono, sostén del Antiguo Régimen, y poniendo al ciudadano como detentador del poder: “Sostenemos que estas verdades son evidentes en sí mismas: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad”. Quince años más tarde, en agosto de 1789, la Asamblea Nacional Constituyente francesa aprueba dos leyes fundamentales: la abolición de los derechos feudales y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Es de nuevo el comportamiento de una izquierda política que adquirirá tal nombre solo un mes después.
La nueva nomenclatura “izquierda vs. derecha” va a nacer de la configuración inicial de la Asamblea, en que a la derecha del Presidente se sentaban los Fuldenses, mantenedores a ultranza del sistema de privilegios y castas del Antiguo Régimen, condensados en sus instituciones claves: el Trono y el Altar, mientras que a la izquierda de la presidencia se situaban los Jacobinos encarnando la defensa de la soberanía del pueblo sobre el tándem Trono/Altar cuando el diputado Jean Joseph Mounier, monárquico moderado al estilo inglés de la época, puso a votación la cuestión del “Veto Regio”. Probablemente esa situación de “izquierda” o “derecha” era algo más que un capricho topográfico del destino si tenemos en cuenta que la nobleza y la oligarquía se sentaba en las iglesias a la derecha del presbiterio y el pueblo llano a la izquierda y hasta Cristo, según reza el Credo católico, “está sentado a la diestra de Dios Padre” y que la mano izquierda es la “siniestra”, la “mano del Diablo” (recuerdo que en pleno franquismo se obligaba a los zurdos a aprender a escribir con la derecha atándoles a la espalda la mano prohibida). Va a ser esa posición lo que dé nombre a los diputados, políticamente organizados, que, bajo el lema de LIBERTAD, IGUALDAD y FRATENIDAD dan fin al Antiguo Régimen e inauguran la Edad Contemporánea en la Historia, alumbrando el concepto de Estado Nacional en que la soberanía corresponde a la Nación, esto es, al Pueblo, y es justamente a la luz de estos tres conceptos básicos donde tenemos que buscar las diferencias claves entre izquierda y derecha.
Para la derecha la idea de libertad va directamente relacionada con lo “individual” porque desde esta óptica la sociedad es solo la suma de los individuos -incluyendo siempre en lo individual a los individuos jurídicos como las empresas- libertad extendida fundamentalmente al “mercado” como referente supremo de la sociedad de derechas actual y limitada por las “Leyes”, independientemente de que estas Leyes sean justas o injustas, “Dura Lex, sed Lex”, leyes por supuesto modificables a su conveniencia como ha demostrado hasta la saciedad la llamada Unión Europea (Mercado Común Europeo) con los países PIG o del Sur y, sobre todo, en el caso de Chipre. Para la izquierda este concepto no es divisible y no debe tener más límites que el bien colectivo, porque pone el énfasis en la idea de que la sociedad es algo más que la suma de los individuos.
Esa visión de la sociedad -propia de la derecha- que hace del “interés del individuo” (sea persona física o jurídica) el bien supremo a alcanzar, es la que determina su concepto de igualdad, que pasa así a tener apellidos que la concreten: la “igualdad ante la Ley”, la supuesta “igualdad de oportunidades”…. logrando que ese interés individual –sobre todo económico- haga que unos sean más iguales que otros. Para la izquierda, que acentúa más el carácter social del individuo, la igualdad es un referente de aplicación general a todos los aspectos del modus vivendi – sociales, económicos…- que, al menos como horizonte utópico, se pretende alcanzar, por lo que parte del hecho de que las desigualdades históricas –por ejemplo, entre géneros- necesitan medidas desiguales para remediarlas. La fraternidad es, para la izquierda, el medio de avanzar hacia la igualdad y se expresa mediante la solidaridad, mientras la derecha, que no parte de supuestos igualitarios, la considera como un acto graciable que se practica con aquellos a los que, de una u otra manera, considera inferiores en forma de caridad.
Sin entrar en las diversas versiones de la izquierda política, toda su formulación teórica arranca de Marx y Engels y se desarrolla luego por toda una serie de politólogos –aunque a Lázaro Carreter eso de “politólogo” le parece un neologismo mal construido- posteriores, a pesar de las desafecciones y urticarias que el término “marxista” parece despertar entre algunos de sus supuestos herederos, como la socialdemocracia española que aprueba en el 28º Congreso -en mayo del 79 con el 60% de los votos- una ponencia que expresaba: “El PSOE reafirma su carácter de partido de clase, de masas, marxista, democrático y liberal”, afirmación que provoca la dimisión fulminante de su Secretario General, Felipe González, y la inmediata convocatoria de un 28º Congreso “bis” cuatro meses después que certifique la “expulsión” de Marx del Partido y el “reingreso” de Felipe.
Si la socialdemocracia europea daba por muerto a Marx al inicio de los 80 y Gorbachov a mediados de la década -con la “Glasnost” y la “Perestroika”- inicia el fin de la URSS y, luego, la caída del Muro berlinés a finales de la década certifica la implosión del denominado “socialismo real” soviético, ¿habría con ello muerto el marxismo? ¿fue eso el triunfo total del capitalismo? El neohegeliano gringo, aunque de origen japonés, F. Fukuyama con su “Fin de la Historia y el Último Hombre” (1992 pero basado en un ensayo de 1989) afirma, nada menos, que la Historia Humana como lucha de ideologías –y de clases- ha terminado, al tiempo que la URSS, con el triunfo de los “valores occidentales de la Economía de Mercado” y que la única opción viable era la “democracia liberal” tanto en lo político como en lo económico, iniciando el llamado “pensamiento único” que nos viene a decir que las ideologías ya no son necesarias porque han sido sustituidas por la economía y, en palabras del propio autor: “Estados Unidos, es por así decirlo, la única realización posible del sueño marxista de una sociedad sin clases”. Ha nacido el neoliberalismo y el pensamiento “neocon” al que la socialdemocracia rendirá pleitesía y que hoy campa a sus anchas en la “democrática” Europa destruyendo lo que fue un nivel de vida convertido en un sueño de verano
Desde el mundo Latinoamericano y el Caribe, el “patio trasero” gringo, Eduardo Galeano plantea que para los oprimidos del mundo el supuesto “Fin de la Historia” significa realmente el desprecio total como destino: “Pero, si los imperios y sus colonias yacen en las vitrinas del museo de antigüedades, ¿por qué los países dominantes siguen armados hasta los dientes? ¿Por el peligro soviético? Esa coartada ya no se la creen ni los soviéticos. Si la cortina de hierro se ha derretido y los malos de ayer son los buenos de hoy, ¿por qué los poderosos siguen fabricando y vendiendo armas y miedo? El presupuesto de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos es mayor que la suma de todos los presupuestos de educación infantil en el llamado Tercer Mundo. ¿Despilfarro de recursos?¿O recursos para defender el despilfarro? La organización desigual del mundo, que simula ser eterna, ¿podría sostenerse un sólo día más si se desarmaran los países y las clases sociales que se han comprado el planeta? Este sistema enfermo de consumismo y arrogancia, vorazmente lanzado al arrasamiento de tierras, mares, aires y cielos, monta guardia al pie del alto muro del poder. Duerme con un solo ojo, y no le faltan motivos. El fin de la historia es su mensaje de muerte. El sistema que sacraliza el caníbal orden internacional, nos dice: "Yo soy todo. Después de mí, nada" ¿Fin de la historia? Para nosotros, no es ninguna novedad. Hace ya cinco siglos, Europa decretó que eran delitos la memoria y la dignidad en América –y en Canarias y en todas las colonias, añadimos nosotros- Los nuevos dueños de estas tierras prohibieron recordar la historia, y prohibieron hacerla. Desde entonces, sólo podemos aceptarla.”.(Galeano; 1992)
La visión de la derecha de que el “socialismo real” que impuso la burocracia soviética era ya el comunismo y el máximo desarrollo del socialismo, choca con la realidad del pensamiento marxista que, al partir siempre del marco material en que se está desarrollando, no es estático, y que, como la propia historia, es una categoría congruente, por lo que, al cambiar el marco material se producen desfases que obligan a replanteamientos, “revisiones” que, si se realizan en la dirección basada en los análisis correctos, no son negaciones sino desarrollos de las tesis anteriores, como en su día hicieron, entre otros, Lenin, Gramsci o Mariátegui. Ni el marxismo ni el comunismo han fracasado. Solo se abre una nueva etapa y, por ello, más prometedora. Coincido con Carlo Fabretti cuando afirma que la caída del Muro de Berlín “no fue el principio del fin sino el fin del principio. Con el desmembramiento de la URSS terminaba la fase primitiva, infantil, del llamado socialismo real y empezaba una nueva etapa de maduración y desarrollo”. El desplome total del pensamiento neocon al que estamos asistiendo en directo sí que es el Fin de “su” historia, la del imperialismo gringo y su cohorte financiera mundial. Requiem in pacem.
Nos queda por determinar la relación de estas “revisiones” del pensamiento marxista y de las izquierdas en general con el nacionalismo, que será objeto de otra próxima parte.
Francisco Javier González

¡¡¡Hacia el socialismo y la victoria de la clase trabajadora mundial, venceremos!!!

 
CANARIAS INDEPENDENCIA Y SOCIALISMO, quiere felicitar al pueblo de Venezuela y en particular al compañero revolucionario Maduro, por la limpia victoria conseguida en las urna.
 
 

jueves, 11 de abril de 2013

El pueblo canario con el pueblo venezolano, VOTA Maduro presidente.


14 de ABRIL, REPUBLICA SI: CANARIA y SOCIALISTA

14 DE ABRIL
REPUBLICA SI: CANARIA Y SOCIALISTA

José Luis Valdés
Los trabajadores y trabajadoras canarios, cada 14 de abril recuerdan el día en que los pueblos del Estado Español decidieron echar a la monarquía parasitaria y proclamó la República.
La proclamación de la República, fue un intento por parte de sectores de la burguesía y de la izquierda española, de democratizar el Estado y adecuarse a la verdadera realidad multinacional y social de las distintas naciones y pueblos de España. Con la República se impulsaron reformas democráticas y mejoras de derechos sociales y laborales. Igualmente, en teoría reconoció el ejercicio a la autodeterminación.
En Canarias tanto en la República como tras el golpe de estado y la Guerra de España, la mayor parte de los sectores de la burguesía canaria se alineó claramente con los fascistas españoles, siendo estos “canarios” en su mayor parte , los que hacían de chivatos de los falangistas españoles, que reprimían a sus paisanos y vecinos, muchos de ellos fueron asesinados por rencillas personales o por diferencias políticas o sindicales (se calcula unos 27.000 canarios y canarias masacrados por estos delincuentes golpistas de las camisas azules).
La República en Canarias, sirvió para organizar a la izquierda en un Frente Unido Revolucionario y participar en el Frente Popular. Los avances de la clase trabajadora canaria fueron impedidos por la burguesía latifundista canaria y por el golpe de estado franquista.
La clase trabajadora canaria que no vivimos la guerra contra el fascismo, debemos de recordar esta parte de nuestra historia, en el que los pueblos del Estado Español cambió un régimen déspota monárquico, por uno nuevo más democrático e igualitario. Es obligación de la clase trabajadora canaria, tener en cuenta que para conseguir esto, es imprescindible destruir las estructuras de poder en que se sustenta la dictadura capitalista monárquica burguesa, con la intención de no repetir los mismos errores que nuestros abuelos cometieron en el pasado.
En el momento actual la burguesía de las islas, se encuentra encuadrada en los partidos del pesebre oficial PP, PSOE, CC, NC, CCN, siendo la mayoría descendientes directos e indirectos de los que apoyaron la dictadura franquista. La llamada transición solo fue un cambio de chaqueta, de una dictadura franquista a una dictadura monárquica burguesa.
Algunos sectores de esta aristocracia burguesa, temiendo que el proletariado canario tome conciencia anticolonial y le arrebatasen el papel dirigente que han ostentado a lo largo de la historia del colonialismo en Canarias, en un alarde de demagogia oportunista (a remolque del nacionalismo en Euskadi y Cataluña) pretenden “defender” la canariedad, cuando por razones históricas han perdido el papel dirigente como burguesía nacional.
En la actualidad, solo la clase trabajadora es la única capaz de acabar con el colonialismo español en Canarias. Las posturas interclasistas de sectores del independentismo canario, solo sirven para retrasar la lucha por la descolonización del Archipiélago.
Igualmente, los bandazos de sectores de la clase trabajadora organizada en partidos de la izquierda españolista y otros descafeinados, solo perpetua la continuidad de la dependencia sin valorar, las condiciones objetiva de la realidad canaria, en donde la pobreza supera ya los 600.000 pobres y el paro ronda los 300.000 desempleados, con la peor sanidad, la mayor delincuencia, los peores salarios, la cesta de la compra más cara y el mayor fracaso escolar de todo el Estado.
Las Islas Canarias tienen suficientes recursos y medios para depender de sí mismas, acabar con el desempleo y mejorar el nivel de vida de toda la población, para ello, los canarios tenemos que liquidar el gamberrismo político de la burguesía, nacionalizar los bancos y empresas foráneas, constituyendo empresas mixtas, auto gestionado y estatal supervisadas por los propios trabajadores.
¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA, INDEPENDENCIA Y SOCIALISMO!
 
 

sábado, 6 de abril de 2013

No todo lo que se viste de rojo es de izquierda

 
 No todo lo que se viste de rojo es de izquierda

 Reflexión sobre la actitud de un amigo

 José Luis Valdés
 
Hace un tiempo fui a saludar a un amigo canario que conocí en el exilio de la emigración el cual ocupa actualmente un cargo de director en una empresa. Mi sorpresa fue enorme cuando vi que en su despacho colgaba la foto de los Reyes Españoles, ya que mi amigo hace años era un destacado comunista y antimonárquico, defensor de la Republica Española.
De vez en cuando discutíamos sobre Canarias, en particular sobre la Independencia. Él consideraba que mi postura independentistas era aventurera, chovinista y pequeño burguesa, según él, Canarias no era una colonia, ya que los canarios tenemos los mismos “derechos”, pasaporte y carné de identidad como los españoles.
Yo defendía mis postulados diciéndole que el hecho de disponer de una documentación española no significa que los canarios seamos españoles, o que haya dejado Canarias de ser una colonia.
Las colonias, como el caso de Canarias, son fruto de un proceso histórico de ocupación por una nación extranjera de un territorio no autóctono y de relaciones desiguales de dependencia, tanto político como económico, con respecto al estado que lo coloniza.
Las Islas Canarias fueron fruto de un proceso del expansionismo europeo, en la época medieval, dirigido en particular hacia África y América, en busca de riquezas y nuevos mercados. Acostumbraba decirle a mi amigo que era obligación de la gente de izquierdas y en particular de los comunistas, el asumir el ejemplo de Carlos Marx, con respecto a Irlanda, y de Lenin, en cuanto a la India y restos de países colonizados del Mundo.
Considero como obligación de los verdaderos demócratas, el asumir el respeto del derecho de los pueblos a la autodeterminación, y facilitar a éstos la posibilidad de ser partícipes libres y directos en el desarrollo, soberanía e Independencia de sus territorios.
Los socialistas y comunistas en las colonias tenemos la obligación de potenciar estos derechos, apoyando a los sectores más democráticos y avanzados de la sociedad autóctona de las naciones colonizadas.
Cuando le pregunté a mi amigo lo de su cambio de postura, se puso a la defensiva y me dijo que hoy en España hay un “régimen de libertades democráticas”, yo le pregunté ¿para quien? también le dije si le había preguntado a los millones de parados del Estado y en particular a los de Canarias, que ostenta el record de más de un 30% de la población sin trabajo, la mayoría, jóvenes sin posibilidad a acceder al primer empleo, o a esas 600.000 personas bajo el umbral de la pobreza. Se puso nervioso y continuó a la defensiva, diciendo que actualmente en España todo el mundo puede votar, le contesté, que para ser un país libre no basta con depositar una papeleta cada cuatro años en una urna, ni tan siquiera la multiplicación de partidos políticos y sindicatos.
Cuando un sistema limita o restringe el derecho y voz a los que menos tienen, cuando la insolidaridad permite que un tercio de la población pase hambre y necesidades sociales, educativas, sanitarias, etc., suprime el derecho de una persona, un voto, aplicando un sistema electoral injusto que favorece a los que más dinero tienen y sosteniendo el poder, este sistema sigue siendo dictatorial y antidemocrático.
El caso es que la actitud de mi amigo es aplicable a una gran parte de personas que en una época de su vida se llenaron la boca en definiciones izquierdistas descalificando a compañeros de izquierdas por defender posicionamientos y postulados ideológicos distintos a los de ellos, pero tan pronto esta persona, supuestamente de izquierdas, tiene la oportunidad de conseguir un cargo o una responsabilidad política, renuncia a sus ideales para acabar bajo las redes del capitalismo, llegando incluso a vender su alma al diablo por un puñado de monedas, como judas.
Con esto no quiero decir que todos los que llegan a ostentar puestos de relevancia en el actual sistema capitalista, sean iguales, pero, el capitalismo es un laberinto lleno de trampas, y para no caer en ellas es imprescindible la consciencia ideológica, unida al mantenimiento de la ética permanente durante el transcurso de nuestras vidas, defendiendo aquello que consideramos justo, y lo justo, se contrapone al arribismo, sea este tanto personal, como político.
Mi amigo, el defensor de la teoría adaptada a sus interés, enfermo del “síndrome de Estocolmo”, fruto de la colonización y del complejo del colonizado, en plan oportunista se ha vendido al sistema echando para atrás los años de ética y principios que mantuvo durante su militancia de izquierda, aún, oportunamente mal interpretada su ideología del pasado, su planteamiento teórico en la práctica, por aquellos tiempos, era más avanzados de los que actualmente mantiene.
No todo vale en la vida y es preferible morir con el placer de haber luchado en defensa de la solidaridad y el reparto de la riqueza, que traicionar las ideas que durante años pregonamos. ¿La pregunta está ¿era realmente mi amigo comunista y republicano, o era un arribista mas adaptado a la época y al lugar en que se encontraba?
Por cierto, “mi amigo en este momento sigue considerándose de izquierdas porque vota PSOE”.
El ejemplo es para demostrar que en el tema de las ideas no todo lo que se viste de rojo, es rojo, menos aún cuando no hay relación ni sentimientos de clase en las personas que pretenden ser representantes o portavoces de las ideas revolucionarias.


¡CANARIAS, INDEPENDENCIA Y SOCIALISMO!

viernes, 5 de abril de 2013

IZQUIERDAS Y NACIONALISMO EN CANARIAS (I)

Por Francisco Javier González

En realidad este análisis tiene un lustro de escrito. Fue publicado inicialmente en "El Guanche" en la página "Con la firma de" que en aquel entonces tenía a mi disposición, página y artículos que un buen día, por el terrible delito de apoyar la manifestación por el Día de la Bandera (23/10/2010) en Aguere de quienes se reclamaban como parte de la izquierda nacional canaria como medio de avanzar en la construcción de la imprescindible organización de esa izquierda anticolonial, me fue suprimida con todos los artículos que contenía y eliminada del periódico. Por ello, al releerlo ahora y darme cuenta de que lo que allí expreso sigue tan vigente como cuando lo escribí -o más aún dado los comportamientos de la autoproclamada como izquierda socialdemócrata- me decido a publicarlo de nuevo sin cambiarle nada más que la fecha.
Este de izquierda versus nacionalismo es un debate interno tanto del nacionalismo como de la izquierda en Canarias que arrastramos desde el tiempo de Secundino y que ahora, por diversos motivos y recientes pronunciamientos periodísticos que mezclan anticolonialismo con furibundo insularismo a parecidas dosis, cuando lo normal en la prensa de estos pagos es solo lo segundo, vuelve a estar en un lugar central del proceso descolonizador, por lo que quiero hacer mi aportación personal al mismo, producto no solo de muchos años de militancia nacionalista de izquierda sino de mi propia reflexión que, como tal, admite -y agradece- cualquier controversia razonada.
"Nacionalismo" es un concepto lo suficientemente distinto de otros como para que sea razonablemente preciso. En mi criterio, y así lo he expresado otras veces, este concepto no está, en absoluto, restringido a su faceta política; trasciende de ella abarcando múltiples y diversas manifestaciones, conformando una cosmovisión que considera que toda una serie de factores han hecho de las naciones entes histórico-sociales-culturales (categorías históricas contingentes) con una existencia real, cuya evolución y devenir las diferencia de otros entes similares de igual categoría. Esta cosmovisión nacionalista, a la vez precisa y oscura, presupone que cada nación, como realidad colectiva y dinámica, es diferente de los individuos que engloba, aunque de hecho y derecho esté conformada por ellos.
No es el nacionalismo la única categoría colectiva con existencia propia y diferenciada. Hay muchas más en función de la variable mediante la que se defina. Como ejemplo valen las confesiones religiosas, los sexos, las lenguas, el hábitat o, incluso, las clases sociales. Desde este punto de vista se puede hablar de "música nacionalista" o de "arte nacionalista" como se puede hablar de "poesía femenina", "literatura proletaria", "pensamiento sufí"…. pues cualquiera de estas denominaciones encierra una visión de un aspecto social desde una óptica colectiva concreta (femenina, proletaria, sufí….) que trasciende a lo individual, circunscrita eso si, a un determinado momento ya que, al tratarse de realidades inmersas en la historia, son mutables y sujetas a continua evolución y reestructuración, es decir, son en si mismas también categorías históricas contingentes y, como tales, dinámicas.

Si pasamos a la vertiente política del nacionalismo, serían "nacionalistas" las formulaciones políticas que plantean que al ser las naciones realidades colectivas, entes colectivos, como tales son también sujetos de derechos específicos que permitan su desarrollo armónico y el diseño de su propio futuro. Para abordar el nacionalismo político tenemos que abandonar la visión generalizante del ente colectivo que es la nación y pasar a una particularizada para cada nación considerada, en nuestro caso concreto la Nación Canaria, donde se plantea como problema central la constitución en el territorio que ocupa -el "territorio nacional"- de un Estado propio, independiente y soberano ya que el concepto de nación política -y por ende del nacionalismo político como herramienta- no es separable de su constitución como Estado. Por ello cuando, en el transcurso de su desarrollo histórico, una nación no se ha constituido como tal estado -las denominadas "naciones fraccionarias" que tratan de segregarse de un Estado constituido- o desaparece, o lucha por constituirlo mediante el ejercicio de la Autodeterminación.

La filosofía política al uso, de raíz fuertemente eurocéntrica, solo considera "Nación política" a las "naciones canónicas" surgidas de la descomposición del Antiguo Régimen por un proceso de holización (analítico y sintético) tras la Revolución Francesa, lo que presupone que no existe la nación política sin la previa constitución del Estado, esto es, que el Estado precede a la Nación y no al revés pero, desde la óptica del colonizado, cuando, mediante la agresión, un Estado constituido, una nación canónica al corte europeo u occidental, invade y coloniza a la población de un territorio fuera del límite natural del estado colonizador y la somete a esclavitud, -como es el caso de la colonización española en Canarias o en América- no se trata del ejercicio de la Autodeterminación de una "nación fraccionaria", como hemos visto en las segregaciones de naciones canónicas europeas en un proceso de holización analítica sino, pura y simplemente, de llevar a cabo un proceso descolonizador que, con la conformación de su propio estado, haga a la nación colonizada recuperar su lugar en la historia. Por esa razón el nacionalismo canario es anticolonial por excelencia y nuestra exigencia no es la autodeterminación, es la descolonización, y ninguna formación política que se plantee cuestiones como "profundizar en la autonomía" con vistas a una hipotética autodeterminación posterior -tipo CC, NC, CCN…- puede siquiera denominarse como "nacionalista". Son, en la práctica, colaboradores necesarios para la continuidad de la colonización.

Es evidente que al pasar de la visión generalista (nomotética) del "nacionalismo" sin apellidos, a la particular (idiográfica) de cada uno -que significa algo así como pasar de ver el conjunto del bosque a cada uno de sus árboles-, en nuestro caso el del "nacionalismo canario", necesitamos definir el horizonte político en que se desenvuelve y los parámetros en que ese nacionalismo particular se define. Una primera división del concepto sería, por un lado, los "nacionalismos de expansión u opresión" (nacionalismo imperialista) que pretende imponer una nación determinada y sus intereses sobre otra u otras -visión perfectamente plasmada en el uso del himno alemán por el III Reich "Deustchland, Deustchland, über alles/ über alles in der Welt…"- y por otro el "nacionalismo de liberación", que pretende lograr que cada pueblo-nación ocupe su lugar en la historia como pueblo libre, sin menoscabo del lugar que ocupe cualquier otro, y ligados todos por el concepto de igualdad entre ellos y, dentro de cada uno, del conjunto humano que los forma, con el criterio expresado ya por Marx al abordar el problema del enfrentamiento entre obreros ingleses e irlandeses por las luchas nacionalistas irlandesas de que nunca será libre un pueblo que oprima a otro.

Esta primera -grosera pero fundamental- división del nacionalismo que genera la dicotomía opresión/liberación es con la que tenemos que abordar el nacionalismo canario, que solo puede ser de liberación y enfrentado al nacionalismo español, que sigue siendo hoy, como antaño, un nacionalismo opresor, y no solo con sus ya escasos restos coloniales como Canarias, sino con sus propias realidades nacionales fraccionarias, utilizando a la Constitución como argumento tautológico para justificarlo.

Es justamente esa imbricación del concepto de "igualdad" con el de nacionalismo de liberación lo que hace que, muy al contrario de lo que sucede con el nacionalismo de opresión (imperialismo/colonialismo), no esté en absoluto opuesto a la idea del "internacionalismo", lo que hace que, bajo esa óptica de "liberación" y como la libertad no admite divisiones intermedias, en su dimensión ética necesite combatir los males que aquejan a las sociedades oprimidas -y a sus individuos- allí donde esa opresión se presente, sea nacional, de clase o individual.

Es en este punto donde la disyuntiva liberación/opresión se entrecruza indiscerniblemente con la dicotomía izquierda/derecha que, también a mi juicio, constituyen otra cosmovisión diferenciada que trasciende de lo estrictamente político, categorías históricas contingentes que, como tales, están sujetas al cambio histórico. Justamente por su carácter de "cosmovisión", encontramos "comportamientos" históricos que pudieran responder al actual concepto de "izquierdas y derechas". Por ejemplo, Espartaco y los esclavos sublevados se comportarían como la izquierda frente a la República Romana que sería la derecha. Como "comportamientos de izquierda" podemos considerar las rebeliones payesas del sindicato de remesa, los Comuneros castellanos o las revueltas populares de la Aldea de San Nicolás (Artevirgo) o de Vilaflor de Chasna que querían poner un freno a la opresión y explotación, pero no trataban de modificar el orden social existente para sustituirlo por otro que propugnara la IGUALDAD entre seres humanos. No afectaban para nada a las clases sociales dominantes existentes, que es lo que determina un proceso político de izquierda y lo diferencia de lo que vengo denominando como "comportamiento de izquierda". Incluso la promulgación de la República Catalana en 1640 por Pau Claris en medio de la Guerra dels Segadors, con el tránsito que parecía suponer del Estado monárquico español de Felipe IV a un Estado Republicano, tampoco afectaba para nada la composición de clases y la dominación de la aristocracia catalana, una de las causas de que la efímera República durara menos de una semana: del 17 al 23 de enero en que Pau Claris y la Generalitat, acosados por la revuelta popular contra la propia oligarquía catalana y el ejército español de Felipe IV, proclamó a Luis XIII de Francia como Conde de Barcelona colocando al Principado bajo soberanía francesa, soberanía que ostentó en los siguientes doce años, palpable demostración de que no se pretendía suvertir el orden social de Antiguo Régimen sino el cambio de la autoridad que detentaba el poder.

Capítulo aparte merecen comportamientos como la Rebelión de los Gomeros que se alzan contra el invasor español y Hautakuperche acaba con la tiranía y la vida del falso "Conde" Hernán Peraza (nunca lo fue) en Guahedume, o los de los "Alzados" guanches ("babilones" y "chasneros" posteriormente) que sobrevivieron siglos y que en el verano de 1502 reconstruyen el Menceyato de Abona proclamando a Ichasagua como Mencey, o el episodio de Hatuey o Guamá en Cuba o los de Túpac Amaru II (José Gabriel Condorcanqui Noguera o José Gabriel Túpac Amaru) descendiente del asesinado por los españoles Túpac Amaru I que encabeza la gran revuelta contra los españoles en el Perú de 1780. Aquí, aunque hayan posibles connotaciones del comportamiento de izquierda ya analizado, se trasciende del mismo al colocarse en otra óptica: la de la lucha del colonizado contra el colonizador, y estas luchas anticoloniales son siempre, por su propia esencia, libertarias.

La disyunción Izquierda/derecha, como tal cosmovisión, es forzosamente extensa. ¿Quién puede negar que la poesía de Alberti, de Neruda, de Mahmud Darwish o de Paco Tarajano constituyen parte de una "literatura de izquierdas", incluso aunque definamos a Darwish como "poeta nacional palestino" y a Tarajano como "poeta nacional canario", imbricando nuevamente las dos cosmovisiones? ¿No consideramos que la literatura de Camus, de M. A. Asturias, de Guillén Barrús (Luis Rguez. Figueroa) o los cuentos de Secundino Delgado están construidos desde una óptica de izquierdas? ¿El Guernika de Picaso, las fotos de la Guerra de España de Capa, los murales de Siqueiro o la recreación de las torturas de Abu Ghraib de Botero no son "arte de izquierdas"? Aún más, acaso cuando hablamos de las religiones, ¿no colocamos al Opus Dei en la "derecha" -extrema- de la Iglesia Católica y a los Teólogos de la Liberación en su izquierda? Así, cuando Norberto Bobbio nos dice que "El hecho es que izquierda y derecha representan una oposición que quiere decir simplemente que no se puede ser lo mismo de derechas y de izquierdas" no está definiendo a ninguna de las dos, y menos definiéndolas políticamente. Está expresando la realidad de una cosmovisión dicotómica, cuya traslación política será el objeto de una segunda parte, aunque la praxis actual nos indica, ateniéndonos a sus comportamientos, que no es, ni mucho menos, "izquierda" todo lo que se reclama como tal.


Gomera a 4 de abril de 2013