José Luis Valdés
El pasado 14 de
septiembre, en la más apreciada fiesta lagunera, los pendoneros decidieron pasear
de nuevo el pendón de la conquista por las calles de La Laguna, sin respetar el
acervo religioso de la procesión del Cristo, convirtiendo una fiesta
cristiana en un acto militarista, con marcha, desfile, música y armas de guerra.
Mientras el pueblo lagunero y el canario en general, sufren una de las mayores tasas de desempleo del actual Estado Español, el Ayuntamiento se gasta el dinero de las arcas públicas en dietas para los concejales y en subvenciones para organizar semejante evento. Cuando un tercio de la población se encuentra bajo el umbral de la pobreza, mayores recortes en las ayudas sociales y grave marginación en nuestros barrios y pueblos.
El Alcalde Fernando Clavijo de Coalición Canaria y sus ediles
laguneros, arropados por los partidos españolistas PP, PSOE, y acompañados de los comparsas “Socialistas por Tenerife” (SxTf), Si se Puede
y Eguo-Los Verdes de Canarias, envilecidos
por mantener las poltronas, no dudan en atentar contra nuestro pueblo y cultura, paseando el pendón de la conquista con prepotencia,
arrogancia y xenofobia racista hacia los
canarios y canarias que nos sentimos descendientes de nuestros antepasados
guanches.
Este denigrante acto es comparable a los actos y
festividades que organizaba el franquismo con idea de meter miedo a la
población y hacer prepotencia del régimen fascista.
Utilizar las fiestas populares para alardear de nacionalismo
españolista, sacando a la calle un símbolo identificado con la matanza, el
genocidio del Pueblo Guanche y su posterior esclavitud y sometimiento a los
conquistadores, el cual perdura hasta la actualidad, tiene para mí y para la mayoría
de los canarios y canarias conscientes de su historia, el mismo significado
racista que para los compañeros católicos de Irlanda del Norte el desfile del
estandarte falangista protestante de la ORDEN DE ORANGE por las calles de
Belfast.
Manifiesto mi enérgica protesta ante la opinión pública, ya
que esta actitud de la corporación lagunera solo causa malestar, odio y
división entre los canarios y canarias.