lunes, 3 de octubre de 2011

Por qué están destruyendo libia: OTAN, SEMBRANDO MUERTE Y DESTRUCCIÓN

Por qué están destruyendo libia:
OTAN, SEMBRANDO MUERTE Y DESTRUCCIÓN



Desde hace 20 años, la tarea de la OTAN de dejar un rastro de muerte y destrucción por donde pasa su bota militar, parece no tener fin.

Aquello que los movimientos de liberación nacional fueron duramente consiguiendo a lo largo de décadas de luchas descolonizadoras, logrando tomar el control de sus propios recursos naturales e iniciar prometedores caminos progresistas, expulsando gobiernos reaccionarios, simples correas de transmisión represivas contra sus propios pueblos al servicio de las potencias coloniales, está siendo sangrientamente desmantelado por la OTAN, brazo armado de la restauración del poder colonial para poner de nuevo a los pies de los explotadores a los pueblos y sus riquezas.

Es un hecho evidente que éste camino de retroceso impuesto por la bota siniestra de las fuerzas armadas del imperialismo, adquirió un nuevo carácter tras la desintegración de la Unión Soviética, llevada a cabo por la estrecha colaboración de las potencias imperialistas, con EEUU a la cabeza, y sus agentes traidores en el interior del país soviético.

La destrucción de Yugoslavia, la reconquista de Afganistán, la invasión de Irak, el cerco de Palestina y, ahora, los intentos de retomar Libia y Siria para las potencias neocoloniales, son la continuación de un proceso de reconquista que los poderes imperiales intentarán llevar hasta sus últimas consecuencias, hasta liquidar todas las victorias históricas de los países que en su día lograron con su lucha, construir su propio camino con el horizonte de avanzar hacia el Socialismo.

La ofensiva actual del imperialismo tendrá continuidad contra el resto de países que ni se han sometido ni se someterán a sus designios. Por eso se incrementa el peligro sobre Corea, Vietnam y los países del ALBA, especialmente. Llevarán adelante sus planes de conquista hasta intentar someter a toda la humanidad.

En este camino de expoliación ya han conseguido llevar la guerra y la barbarie, cercenar el desarrollo pacífico, aniquilar millones de seres humanos en muchos países, en un holocausto que solo saben en su verdadera dimensión los pueblos que sufren en su propia carne la demente codicia de los poderosos del mundo.

Las agresiones a Libia y Siria son la aplicación de lo que los jefes del imperio llaman "guerra contra el terrorismo", eufemismo con el que los sembradores de muerte y destrucción insultan el mas elemental entendimiento.

La guerra de devastación que están imponiendo es ya mundial, pues sus ejércitos y sus mercenarios combaten o se preparan en todos los continentes y los gigantescos recursos económicos que en ella aplican, ofenden al sentido común cuando regiones enteras de África languidecen de hambre bajo el mas atroz régimen capitalista. La huella de la OTAN deja su rastro de hambre, enfermedad, destrucción y ruina en campos y ciudades.

El método utilizado por los imperialistas en sus actuales ofensivas es el de organizar y dar apoyo militar a elementos fascistas, criminales reaccionarios, sectores atrasados y bandidescos de la población que ven en el avance general del imperialismo una oportunidad de tomar parte en el botín tras el saqueo y despojo de las riquezas de los países agredidos.

Pero también es un hecho que las agresiones imperialistas enfrentan una resistencia que no pueden doblegar. El abrumador esfuerzo tecnológico-militar y mediático de los agresores no consigue estabilizar su poder. La resistencia se mantiene y se fortalece porque emana del pueblo, porque defiende la independencia de cada país agredido.

De esta manera, a medida que la agresión imperialista se extiende a nuevos territorios, las organizaciones de resistencia no ceden. Curtiéndose en la lucha, adquirirá crecida importancia la necesidad de estrechar la colaboración entre ellas. El necesario proceso de organización y clarificación política de las fuerzas patrióticas, para combatir la agresión, debe orientarse hacia la unidad antiimperialista, en el que las fuerzas marxistas leninistas tienen que ir avanzando su trabajo entre las masas populares, ganando su confianza y preparando el camino para dirigir la lucha.

En todos los países despedazados por la OTAN, incluso en la Yugoslavia en que no quedó resistencia armada a los gobiernos títeres impuestos por el imperialismo, se da éste proceso de reorganización y clarificación que, teniendo un necesario carácter nacional, evolucionará adquiriendo un carácter progresivamente unificado.

De las ruinas que extiende la OTAN, se levantan las barricadas que ya hoy resisten sus embestidas y que el día en que estén unidas por una firme dirección comunista [libertaria], serán la tumba del imperialismo.