martes, 8 de febrero de 2011

EL TURNISMO, METODO CACIQUIL DE REPARTIRSE EL BACALAO ENTRE PARTIDOS LATIFUNDISTAS Y BURGUESES


Dailos González Díaz
Portavoz de Unidad del Pueblo (UP) en la isla de La Palma.

Es significativa la tendencia en estos últimos años a presentar el sistema electoral del Estado español como si de un sistema presidencialista se tratase, de modo que, en Canarias, nos encontramos con que la mayoría de la gente está convencida de que puede votar a Zapatero, Rajoy o Cayo Lara en unas elecciones generales, cuando lo que se vota, concretamente en las elecciones al Congreso de los Diputados, es la lista electoral que determinado partido presenta en esa circunscripción. No es mi intención aquí traer el tan manido debate de “listas abiertas vs. listas cerradas”, tan sólo señalaré al respecto que las listas abiertas no son ninguna panacea, menos aún si lo que queremos es acabar con los cargos personalistas y hacer frente a problemas como el transfuguismo. La política no debe ser “cosa de los políticos”, toda la ciudadanía debería poder participar en las decisiones políticas, activamente, más allá del hecho de votar cada X años a los que van a decidir por nosotros.

Pero llama mucho más la atención la traslación del esquema “presidencialista” a unas elecciones municipales, autonómicas y a los cabildos insulares, donde obviamente no se decide el cambio en el Gobierno del Estado español, pero que, tanto el PP como el PSOE, están presentando como un ensayo de las elecciones generales. Ahora, dándose por segura la victoria del PP en las próximas elecciones generales de 2012, algo que el propio PSOE da por sentado, se nos habla de un nuevo cambio de ciclo, tras un gobierno de “izquierda” otro de “derechas” ¿pero qué izquierda? ¿cuándo ha habido gobierno de izquierda? Si en la práctica, tras la toma del control del partido por los felipistas en Suresnes, el PSOE es claramente de derechas. En los últimos meses hemos estado asistiendo a una serie de políticas neoliberales que son las mismas que hubiera implantado el PP, de ahí que estos se encuentren casi en la inopia, perplejos y casi sin saber qué hacer hasta que, finalmente, y consciente del carácter impopular de tales medidas que ellos hubieran tomado, deciden representar su papel de “oposición”, una mera performance en esa nueva política-espectáculo en la que se simpatiza con un partido u otro como si fuera Real Madrid-Barcelona, Coca-Cola o Pepsi-Cola, Clipper o Nick... los colores, el logotipo. Y a Canarias le añadimos ese engendro denominado Coalición Canaria, con políticas similares a las de los dos anteriores, pero cuya principal “virtud” es, atención: ser “canarios”, y hasta han sido capaces de ganar elecciones con ese simple eslogan (sin nada que su política pueda, de algún modo, calificarse de “nacionalista”, si acaso, haciendo gala en ocasiones de un cierto chovinismo infantiloide). La política como juego, la política como espectáculo, la política como asunto en manos de los políticos, los demás como meros espectadores, de ahí que mucha gente termine por cambiar de canal, pasando de política pensando, erróneamente, que eso no va con él, mientras sufre las consecuencias de las políticas implantadas.

Nos encontramos con una reedición del viejo sistema caciquil del turnismo de la Restauración. Partido Liberal y Partido Conservador que, al fin y al cabo, no se diferencian en absoluto. Pero también no encontramos ante la dictadura de los grandes empresarios y banqueros, lo que llaman ahora eufemísticamente “los mercados”, el no hay alternativa (como si hubiera únicamente un solo sistema económico posible), el gobierno de unos empresarios que nadie ha elegido con el beneplácito de unos amarillistas pseudosindicatos (CC.OO. y UGT) que, se suponían, debían defender al trabajador ante esta dictadura empresarial, pero en la práctica son una pieza más del engranaje de la dictadura empresarial o dictadura de la burguesía. El propio sistema, heredero del aparato franquista, bajo el eslogan “democracia”, es una dictadura de la burguesía, de la minoría de la población sobre la mayoría trabajadora. Es hora de generar conciencia y luchar por una verdadera democracia, por el Socialismo (que nada tiene que ver con el antisocialista PSOE). Pero el primer paso, ante cualquier cambio, es el apoyo del pueblo, y ese no debe ceñirse exclusivamente al apoyo electoral, sino al día a día, y para ello es imprescindible la concienciación. La concienciación para hacer frente a la manipulación, a la alienación, a la hegemonía ideológica de la clase dominante. Es preciso inculcar la peligrosa costumbre de pensar.
  
Dailos González Díaz - lapalma@unidaddelpueblo.org